Abrí los ojos, era inaudito que ni siquiera entre sueños pudiera hallar descanso, si cada vez que me dejaba ir hacia aquella tierra de los sueños, un montón de escenas se formaban en mi cabeza.
Miré la hora: Doce con quince. Dios, apenas había tomado una siesta de quince minutos, sería una noche larga si seguía intentando dormir. Y tal parecía que Jeno era asediado por un mal similar, pues no había despegado su vista de la tele, probablemente pensando en miles de cosas, menos en el tonto programa que estaban pasando.
-Amor ¿estás bien? ¿No vas a dormir?
-No tengo mucho sueño, en realidad -sus palabras eran secas y detalladamente pensadas, la típica escusa que soltaba cuando no quería que me preocupara por algo que, de hecho lo estaba carcomiendo por dentro. Luego de dudar varios segundos, continuó sin mucha seguridad,- ¿Hicimos bien en contratar a Renjun, tan rápido? -ahí estaba, sabía en lo que radicaba el problema, aunque no sabía si él sabía lo que yo sabía (y esto es, que definitivamente había sucedido algo con el castaño cuando no estaba).
-Sí, claro que sí. No lo cambiaría por ninguna otra persona -en realidad, me partía en dos pensar al respecto. Renjun era una de esas personas que conoces y a los cinco minutos ya no puedes imaginar una vida en donde no esté presente. Se filtraba rápidamente en tu día a día con su brillo natural y su pizca de ingenuidad. El problema era que a menudo dolía, lo que hacía.
Noté que no convencí a Jeno con mi argumento, con su índice acomodó sus anteojos que resbalaban por su tabique ligeramente cada tanto y volvió a quedarse pensativo. Estaba a kilómetros de distancia, estando físicamente justo a mi lado. Me acurruqué negándome a dejarle ir esa noche.
Alcancé su cuello y lo rodée con mis testarudas manos, lo jalé un poco a hacia mí, obligando a su cuerpo a inclinarse sobre el mío que reposaba sobre las mullidas almohadas. Amaba cómo sus lentes deslizaban por el puente de su nariz tan pronto hacía aquello y cómo él en automático volvía a ponerlos en su lugar aún sabiendo que al final tendría que quitárselos para no obstaculizar el flujo de las cosas. No quería perderlo, no ante alguien contra quien no podría pelear, temía no poder darle lo suficiente para que se quedase. Mejor dicho, me aterraba no ser suficiente.
-Creí que tenías sueño... -lo callé con un beso largo, no, el sueño se me había quitado por completo. Cedió al agarre que ejercía en su cuello y ya lo tenía sobre mí como quería, recorriendo una vez más el camino de mi boca pero perdido por primera vez, era claro que tenía la cabeza en otro lado. De todos modos, no me detuve.
Mi cabello fue tirado levemente hacia atrás, lo que dio más acceso a Jeno a mi cuello. Nunca fue muy suave, pero mentiría si dijera que su brusquedad no me encendía más y cuando subió de nuevo a morder mis labios con desespero jadeé sintiendo ese calor especialmente en mi abdomen. Deseaba decir tantas cosas, pero no iban a salir con palabras, me conocía bien, no iba a poder confrontarlo.
Aún así nuestros cuerpos seguían recordando el lenguaje que manejábamos sólo nosotros dos, y sabían cómo proceder aunque nuestras mentes estuvieran irremediablemente perdidas. Pronto me encontré en su regazo a horcajadas sobre el bulto dentro de su holgado pantalón de pijama. Mientras su cuerpo pudiera seguir reaccionando al mío, no estaba todo perdido, o eso quería pensar.
Lo despojé rápido de su ropa, dispuesto a hacer lo que sea que pudiera aferrar lo a mí. Mis dedos con torpeza provocada por la repentina incertidumbre desprendían la tela suave de su torso, mientras los suyos hábiles deshacían uno a uno los botones de mi camisón rosado posando sus labios en cada sitio de mi piel que quedaba descubierto. Estuve a punto de llorar y mandar todo al carajo, no me sentía realmente correspondido. Físicamente sí, pero no de forma emocional, y era lo que más me dolía.
Había un silencio pesado, tortuoso, carente del afecto usual que adoraba. Antes Jeno no podía estar tranquilo sin estar seguro de que me había dejado 100% claro lo mucho que me amaba. Ahora muy apenas podía arrancarle una palabra y él estaba tan absorto que no parecía notar la diferencia. Apenas dejé que me preparara, estaba ansioso por acabar ya, o hacerlo acabar y sentirme querido nuevamente.
Gemí mientras introducía su miembro en mí de una sola estocada, una punzada de dolor me tomó desprevenido, probablemente por la escasa preparación. No me importó, busqué el contacto al instante saltando sobre su regazo con el sudor comenzando a perlar todo mi ser. Los gruñidos que emitía Jeno eran casi inaudibles como si algo lo detuviera y en realidad era como si un denso abismo nos separara cuando de hecho nuestras pieles rozaban sin ningún espacio de por medio.
-Amor... más -tomé su rostro encontrando nuestras miradas en un intento desesperado por traerlo de vuelta. Hasta ese momento salió de su extraño estupor dispuesto a complacerme. El impacto de mi espalda contra el colchón me quitó algo de aliento, pero era justo lo que quería. Por fin las embestidas se hicieron reales y profundas como si Jeno hubiese despertado repentinamente. Aferraba sus yemas a mis muslos seguramente dejando marca.
Gemí más fuerte cuando con sus dientes empezó a morder parte de mi cuello sin mesura, encontró el punto exacto y ahora succionaba con el propósito de dejar un chupetón. 'Mierda' sentía el orgasmo cerca, muy pronto.
Jeno comprendió esto y de una vez subió ambas de mis piernas a sus hombros logrando que cada una de sus estocadas fuera mucho más profunda, exquisitamente el ritmo se volvió casi violento y mi parte baja quemaba de placer. La expresión del pelinegro con sus ojos cerrados y su boca levemente abierta me decía que también iba a correrse en cualquier segundo y luego de unas cuantas embestidas más sentí su liberación cálida en mi interior, eyaculando acompañado simplemente de un gemido ahogado. Fue suficiente para lograr que llegara a mi límite y terminara sobre mi propio abdomen y el suyo, goteando placer.
Estaba cansado, pero si el sexo iba a ser la única manera de mantenerlo aquí conmigo en cuerpo y mente, iba a tenerlo ocupado toda la noche.
***
-Buen día, bebé, me pareció verte despierto en la madrugada ¿insomnio? -fingía bastante bien que todo estaba perfecto, no tenía ninguna duda de que algo andaba mal, pero tampoco ninguna intención de descubrir exactamente lo que era. Amaba a Jeno, era suficiente para mí.
-Sí, algo. Te amo ¿Sabes? -esperaba un beso, sin embargo ese beso, fue sin duda excepcional. Después de todo lo sucedido el día anterior esperaba algo distinto. Pero me dejó totalmente sin aliento como en los buenos tiempos de nuestra adolescencia.
-Lo sé, yo también te amo -era verdad, nunca había cambiado tal afirmación. Pero por un instante sentí que lo decía más para mí mismo.
-Te amo demasiado, en serio -tal parecía que no era el único que trataba de convencerse de algo que quizá estaba evaluando por primera vez.
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(Missing) Puzzle Piece | | NORENMIN
FanficEn Seúl para cumplir su sueño: Ser cantante. La oportunidad de su vida: Los productores Jeno y Jaemin de la empresa estrella emergente del entretenimiento necesitan un solista. El problema: J & J Entertainment parece más un total caos que la empresa...