(Missing) Puzzle Piece | | NORENMIN

Piece?

Es un alivio decir que el resto de la grabación continuó sin problemas, pues la idea de que esta tortura no duraría mucho más me calmó un poco. Me quitó cierta presión de encima que no sabía que tenía hasta que se fue. Y por mi sueño, no estaba tan afectado, tal vez porque no me había detenido a pensarlo con profundidad. Sólo sabía que quería que esto se acabara. Mi culpa, mi corazón, mi juicio me pedían que se acabara ya.

Introduje la llave dentro de la cerradura de la puerta del apartamento. Llamé a Lucas en voz alta pero no parecía estar allí todavía. 'Debe seguir en el trabajo' pensé simplemente, y es que no tenía mucho ánimo mental para pensar otra cosa.

Mis pies me llevaron directo al baño, donde me desvestí para tomar una ducha larga y con suerte, reparadora ¿Lo fue? No mucho, hay un punto en el que una ducha ya no parece ser de ayuda y me sentía muy por debajo de ese punto. Sin embargo, por lo menos tuve tiempo para rebobinar la cinta y repasar mis pensamientos del día. Seguía sin comprender por qué era cada vez más complicado estar con cualquiera de mis jefes.

Si era Jeno, mi corazón quería latir con fuerza exigiéndome acercarme peligrosamente. Pero ¿por qué? ¿Qué lo hacía tan especial para mí que ni siquiera había podido resolverlo?

¿Sus atenciones? ¿Su físico? No, debía haber algo más.

Y si era Jaemin, no podía ni sostener la mirada. Carajo. Literalmente me dio su confianza y lo apuñalé por la espalda. Me escudaba detrás de la idea de que 'Fue un accidente, yo no quería' pero eso era tan estúpido si me ponía a pensar en lo que realmente pasó. Seguía deseando a Jeno, y seguía queriendo a Jaemin como nunca a nadie había querido en tan poco tiempo; si tan sólo pudiera inclinar la maldita balanza hacia uno de los dos lados para dejar de sentirme la peor mierda del mundo. Pero sencillamente no podía, estaba atorado en el maldito centro.

Fue imposible resolver algo, mi cabeza casi dolía. Salí entre el vapor de la ducha caliente y me vestí con una sencilla camiseta blanca y pantalones cómodos de chándal gris. Encendí la televisión aunque no quería verla, lo que pasa es que de pronto me sentí completamente solo.

Tirado en el sofá cuan largo era (no mucho), intentaba dormir la siesta, poner atención al insípido programa que transmitían o al menos mantener mi mente en blanco después de tanto agotamiento cuando alguien tocó a la puerta. '¿Lucas?' no podía ser él a menos que hubiera perdido la llave otra vez. Pero me habría mandado un mensaje para saber si ya estaba en casa.

En lo que pensaba quién podría ser, los tres golpes consecutivos volvieron a escucharse, de modo que me levanté de mi lugar con una toalla sobre los hombros que llevaba para secar mi cabello recién lavado. Me asomé por la mirilla, era Jeno.

Me quedé inmóvil pensando si abrir o fingir que no había nadie, sí, eso haría, me alejaría de la puerta sigilosamente y esperaría así hasta que se hubiese ido. Apenas di un paso.

—Te escucho del otro lado de la puerta —solté la respiración que estaba conteniendo sin darme cuenta y finalmente abrí. Sólo lo suficiente para verlo, pero no demasiado para que pensara que podía entrar.

—¿Necesita algo, jefe —intenté marcar un espacio vital a través del lenguaje formal, nada más mi cara se asomaba fuera de la puerta.

—¿Qué es eso que dicen Jisung y Chenle? Que te vas —'mierda' pensé que tendría más tiempo antes de tener que confrontar a Jeno.

—Respecto a eso...

—No me dijiste.

—Planeaba decirle a Jaemin mañana.

—¿Y cuándo planeabas decirme a mí?

—¿Honestamente? No pensé en decirte —Jeno, quien hasta ese momento había permanecido unos pasos alejado de la puerta, recargó su mano sobre la pared justo a un lado del marco, a unos cuantos centímetros de mí. Me convencí de que era mi imaginación, pero juro que podía sentir su aroma. La noche caía de modo que las baratas luces del pasillo brindaban apenas una tenue luz que delineaba el perfil del (desgraciadamente) atractivo chico que guardaba ahora menos de un metro de distancia: los débiles rayos blancos contrastaban con la ropa y el cabello completamente negros mientras dibujaban su perfil sobre la oscuridad. La última vez que estuvimos así de cerca las cosas se salieron de mi control, rogaba para que la puerta fuera un obstáculo funcional.

—¿Por qué?

—Sabes por qué, no quedamos en los mejores términos la última...

—No. Tú sabes a lo que me refiero... —tomó una pausa para escudriñar mi mirada, ojalá supiera a lo que se refería (o quizá, ojalá no lo supiera)—... ¿por qué me besaste? Tú exigiste una respuesta. Yo pido la mía ¿o no sabes de lo que hablo?

Podría haber solo cerrado la puerta en su cara, de todas formas, no temía que me despidiera.

—Quisiera saber por qué me gustas tanto, para poder deshacerme del sentimiento. Pero no lo sé, y eso me hace cada vez más daño. Por favor, vete. Jaemin probablemente te espera en casa.

-¿Podrías olvidar a Jaemin un momento, carajo?

—¿Qué, tú ya lo hiciste? Dejemos que esto llegue a su fin, pronto ya no tendrás que verme otra vez y podrás olvidarme y seguir tu vida con tu perfecto novio —ésta vez estaba dispuesto a cerrar la puerta, como me temía, puso su pie en la abertura para evitarlo.

—No te preocupes, no voy a entrar por la fuerza. Y tampoco voy a convencerte de quedarte, sé que no lo harás. En otra vida tal vez, podríamos intentar algo de la forma tradicional. Esta vez sólo deseo un vistazo de esa vida... —¿ya estaba loco? ¿qué mierda estaba diciendo ahora? Abrí mi boca para expresar mi confusión, pero Jeno no había terminado aún— ...Quieres desaparecer después de que se acabe el contrato. Bien, hazlo, esfúmate y deja que yo reconstruya de alguna forma mi relación con mi novio. Pero yo te quiero, ahora y hasta el momento en que te vayas. Sin importar lo que pase.

Básicamente me ofrecía una aventura de un par de semanas a cambio de nada, pero él sabía que yo también lo deseaba.

—Sabes que Jaemin no se merece esto.

—Y yo no merecía que desconfiara de mí y me humillara en mi propia empresa sin razón. Pero, mi relación es mi problema —cuando me enteré, la postura del chico de chaqueta oscura y vestimenta sombría, se inclinaba completamente sobre mí, listo para actuar si yo lo indicaba. Retrocedí medio paso.

¿Quién era él?

Fui absorbido por este completo extraño. De nuevo pensé en la historia del jefe seductor y el iluso asistente ¿pero, a quién le importaba si estaba destinado a fracasar desde el pricipio? Nadie tenía que enterarse, sería tan efímero que nadie tendría que descubrirlo; y por mí, ya estaría fuera para cuando el caos pudiera desatarse. Avancé medio paso.

La puerta cedió, y se cerró con fuerza tras nuestras figuras que descaradamente se tropezaban en la oscuridad en busca de contacto desesperado.