treinta y tres

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En el momento en el que encuentro el equilibrio y la mansión Malfoy se cierne sobre mi, levanté la mano y llamé con fuerza a la enorme puerta. La madera lastimo mis manos. La puerta crujió al abrirse casi de inmediato y un par de ojos pequeños y brillantes miran alrededor. Los reconozco inmediatamente como propiedad del hombre que me dejo entrar la noche de la muerte de Dumbledore, hace casi ya un año.

Su voz es mas fina de lo que recuerdo, casi cansada. "¿ Si?"

"Estoy aquí para ver a Draco Malfoy." dije;  mis palabras exactas de la ultima vez que estuve aquí.

"¿Nombre?"

"Pansy Parkinson" las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas.

"¿No te conozco?" me miró con los ojos entrecerrados.

"Eso espero." dije, tratando de sonar arrogante. "Soy una Parkinson. Seguro que conoces a los Parkinson."

"Si, por supuesto que si." mintió, mirando hacia atrás como si buscara ayuda. "Pero yo... lamento decirlo, en realidad no hemos estado esperando invitados."

"¿Ni siquiera amigos cercanos de los dueños de esta casa?"

El hombre de ojos saltones retorció los dedos, pero la puerta esta mas abierta ahora, lo suficiente para que pueda ver el interior. El pasillo esta desierto, así que podría colarme fácilmente hasta la sala principal. El tiempo se esta acabando, o me deja pasar o lo paralizo. ¿pero tengo el coraje?

"Si, por supuesto, tienes razón." dijo. "Pero la seguridad es la prioridad señorita, estoy seguro de que lo entiende. Si pudiera esperar allí, llamare al Sr. Lucius.

Me lanzó una sonrisita tímida y se giró para irse, moviéndose para cerrar la puerta, y yo aprovecho el momento.

"Stupefy." siseé, y me lancé hacia adelante, apenas esperando verlo caer. Consideré, brevemente, cerrar la puerta y arrastrar su cuerpo aturdido fuera de la vista, para ahorrarme mas tiempo, pero si alguien me ve haciéndolo, todo esto habrá sido en vano. 

Con el corazón palpitando mas fuerte que nunca, desesperadamente vuelvo a pensar en la noche que murió Dumbledore, cuando Draco me llevó a su habitación. Subí corriendo la enorme escalera, mas rápido de lo que había corrido antes. 

Puedo recordar las pinturas, las vastas obras de arte que recubren las paredes, pero si no hubiera tan ocupada mirándolo, podría recordar si fue la derecha o izquierda lo que siguió, luego de unos minutos llegué a la parte superior de las escaleras, aun no lo he decido. Me quedé de pie, mirando frenéticamente a ambos lados, tratando desesperadamente de recordar, pero es inútil.

Se escuchó un grito. Y mi corazón se detuvo. Miré detrás de mi y hay seis, tal ves siete, hombres deslizándose hacia el pasillo, siete pares de ojos clavados en los míos. Y luego están corriendo, subiendo las escaleras de dos en dos.

Y luego recordé: "La derecha mira hacia el jardín y la izquierda mira hacia el bosque. ¿sabes como puedes pensar las cosas, sin darte cuenta de que las piensas? Elegí la izquierda, pero nunca pensé mucho en eso. Solo me doy cuenta ahora de que siempre me ha gustado la idea de ser libre."

Mi cuerpo se precipito hacia a izquierda antes de que mi mente se lo haya dicho. "¡Draco!" grité. Dejando la sutileza de lado. "¡Draco!"

 Por favor, que este aquí, que este aquí.

Puedo escuchar pies detrás de mi, tronando en los espacios. Acabo de pasar y se que me atraparan. "¡Draco!"

Un brazo áspero agarro el mío, obligándome a detenerme. Cada centímetro de mi esta comenzando a entrar en pánico ahora.

DEAR DRACO (traduccion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora