Una más III

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-Aquí Ori, dámelo- Fili habló detrás de mí y volví la cabeza para ver un plato volando junto a mis ojos, casi lo golpeo. Fili le arrojó el plato a Kili, quien lo catapultó a la cocina, no había escuchado un golpe, así que asumí que otro enano lo atrapó. Me reí cuando más platos, tazones y otras formas de platos pasaron volando por mi cabeza, y solo tuve que agacharme un par de veces antes de rendirme y abandonar a Bilbo, entrando al comedor, sacando una silla que apenas parecía lo suficientemente grande. para encajarme.

Me dejé caer, agachándome debajo de otro plato y sacando a Bilbo del camino de una taza que volaba por el aire. 

-Esa es la cerámica de Westfarthing de mi madre, ¡tiene más de cien años!- Bilbo chilló y tuve que seguir extendiéndome para sacarlo del camino de los platos voladores.

La mesa del comedor comenzó a retumbar cuando Bofur y otros empezaron a golpear cubiertos contra ella, abrí los ojos y mantuve firme mi extremo de la mesa, parecía a punto de colapsar. 

-No creo que esta mesa sea estable- advertí, aunque mi voz era humorística.

-¡Aleida tiene razón! Y... y, no... no podéis hacer eso, ¡los embotaréis! 

-Ooh, ¿habéis oído eso? ¡Dice que los vamos a embotar!- Bofur me guiñó un ojo en broma, sin dejar de golpear los cubiertos contra la madera, moví mis rodillas de debajo de la mesa, salvo romperlas si la mesa se derrumbaba. Una sonrisa se dibujó en mi rostro cuando los enanos comenzaron a cantar.

Kili me dio un codazo cuando un plato voló justo frente a mi cara y en su mano, abrí mis ojos, mirándolo antes de darme la vuelta justo a tiempo para atrapar un cuenco, un bufido salió de mi nariz mientras se lo entregaba a Kili para que lo arrojara a la cocina. Parecía haber olvidado mi amenaza antes cuando puso su mano en mi hombro. Fue bueno que yo estuviera sentado o es posible que él no hubiera podido alcanzar. 

Fili comenzó a cantar antes de que los demás se unieran y yo me senté, dando golpecitos con la mano en la mesa y por el rabillo del ojo, viendo a Bilbo arder espontáneamente.

-¡Sí, y Bilbo va a rabiar!- hubo una pausa, se produjo un silbido y un tarareo y me reí en voz alta, empujando el brazo de Kili lejos de mí mientras intentaba atrapar un cuchillo justo al lado de mi cara, aunque gracioso, no estaba buscando que me cortaran de los cubiertos de la cocina esta noche. 

Miré hacia arriba en medio del canto, una sonrisa en mi rostro cuando mis ojos se posaron en Gandalf, tarareando alegremente mientras continuaban cantando con el único propósito de burlarse del pobre hobbit. 

El canto se detuvo y me dejé caer un poco en la silla, todos los platos y cuencos habían sido apilados y lavados, me alegré de que la compañía no fuera tan terca y condescendiente como Thorin, tal vez la búsqueda pudo haber iba a ser más tolerable.

Sonó un golpe en la puerta y todos parecieron congelarse, mirando hacia arriba mientras Gandalf soltaba humo de su pipa, dirigiéndose hacia la puerta, me paré lentamente, agachándome bajo la puerta para ver quién se había unido a la compañía ahora, aunque sospechaba que sabía exactamente quién era. La puerta verde se abrió y Thorin entró, entrecerré los ojos y los enanos a mi alrededor inclinaron la cabeza con respeto. 

-Gandalf. Pensé que habías dicho que este lugar sería fácil de encontrar. Me he perdido, dos veces- su mirada se posó en mí- Veo que lo lograste- escupió y me burlé.

-Parece que algunos de nosotros sí hemos sabido encontrarlo- tomé represalias, dando un paso adelante, Gandalf puso su mano frente a mí, con la impresión de que posiblemente podría golpear al enano, lo que en realidad había pensado en hacer.

Tierra Media: One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora