Amigos

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Acababa de perder a su hermana mayor.

Lloraba en silencio en una de las salas vacías de la Montaña. 

No quería ver a nadie.

Estaba sufriendo demasiado.

¿Cómo no había podido protegerla? Le había fallado a su propia hermana.

Los enanos la buscaban pues desde el fin de la batalla de los cinco ejércitos ninguno la volvió a ver una vez dentro.

Balin hoyó una respiración agitado, miró a los demás, indicándoles que no hicieran ruido. Todos asintieron. Entró en la sala vacía encontrándose con la chica que buscaban.

El enano de larga barba caminó hacia ella, quien se abrazaba a sí misma, dolida y frustrada consigo misma.

-Pequeña...- murmuró sentándose a su lado.

La joven lo miró y se lanzó a sus brazos a llorar.

Balin la abrazó dejando que la muchacha llorase en su hombro, Fili decidió entrar también, seguido de Dwalin y Bofur, los tres observaron aquella escena tan triste. El resto de la Compañía decidió quedarse fuera, ya les era demasiado difícil escucharla llorar y no soportarían verla tan hundida.

Thorin llegó al pasillo y miró a todos y a cada uno de los enanos. Al oír unos llantos dedujo que ella estaba al otro lado de la puerta. Tragó con dureza.

-Cuando llegamos ella ya estaba así- informó Kili- Balin, Dwalin, Bofur y Fili están a su lado.

-¿Y por qué no habéis entrado?- preguntó  mirando a su sobrino.

-Ya es demasiado doloroso escucharla en ese estado...- habló Ori- No creo poder verla así, me rompería el corazón.

-Además- Bombur llamó la atención de su líder- Pensamos que si hubiésemos entrado todos posiblemente se agobiara y su estado sería aún peor.

Thorin asintió, sabía que Bombur llevaba la razón. Caminó hacia la puerta y la abrió, encontrándose con una dolorosa escena... Ori también había tenido razón, verla así rompía el corazón de cualquiera.

Dwalin era quien la tenía ahora entre sus brazos, dejando que llorase sobre su hombro. Era demasiado dolor el que sentía. 

Thorin captó las miradas de todos los presentes, a excepción de ella. Balin había dejado escapar alguna lágrima que otra por la joven fallecida. Dwalin miró al rey con lágrimas en los ojos. Thorin vio el dolor en los ojos de su fiel amigo, le dolía ver así a la joven. Fili caminó hacia su tío, posando una de sus manos en uno de los hombros.

-Te necesita, tío.

Dicho aquello, Fili salió de la sala, con Bofur y Balin detrás. Dwalin se separó de ella, limpió el rastro de lágrimas que habían pasado por sus mejillas pero las cuales aún seguían cayendo. Besó su frente con ternura.

-Tienes que ser fuerte por ella, Zarah, por nosotros, por todos quienes te rodean...

Dwalin caminó hasta la puerta dejándola aún de espaldas al rey, ella aún no sabía que Thorin estaba allí.

Una vez solos, Thorin dejó caer su espada, haciendo que la joven se sobresaltase del ruido y se girara confundida. Vio a Thorin parado frente a ella, a escasos metros.

-Thorin...- fue lo único que dijo. El rey enano llegó hasta ella de manera rápida y la abrazó con fuerza, acariciando su cabello castaño y su espalda. 

Zarah volvió a dejarse llevar por el llanto. Thorin la abrazó más fuerte.

La Compañía seguía en el pasillo, esperando que ella saliera de ahí, pero lo único que escucharon fue los sollozos.

Pasaron horas, Thorin y Zarah acabaron sentados contra la pared. La cabeza de la chica descansaba sobre el hombro del rey enano. 

Se hizo el silencio.

La respiración de la joven se volvió tranquila y pausada. Thorin la miró con detenimiento, su nariz aún estaba roja y sus ojos marcados de rojo. Se había quedado dormida en el hombro del enano.

Sonrió, besó su cabeza con delicadeza.

Fili paseaba por el pasillo. 

-Hermano, ¿puedes estarte quieto un momento?

-Lleva un rato sin oírse nada- habló mirando a su hermano.

Justo al decir eso, la puerta se abrió. Se levantaron del suelo quedando en pie viendo como su rey llevaba en brazos a la joven dormida. Una leve sonrisa asomó en alguno de los rostros de los enanos, alegrándose de que estuviera bien.

-¿Está bien?- Dori preguntó.

-Lo está, solo necesita descansar- la acercó más él.

-¿Se ha relajado contigo dentro?- Balin miró al rey.

-Sí- dijo comenzando a andar. Los enanos lo siguieron.

Caminó por los extensos pasillos hasta llegar a la zona de los dormitorios, emprendió nuevamente el paso hasta los dormitorios reales y los más importantes.

-Balin, abre- ordenó.

El enano se dio prisa en abrir la puerta de la habitación de su rey para dejarlo pasar. La acostó en la cama con sumo cuidado y besó su frente.

-Descansa, dulce flor- murmuró aún muy cerca de ella.

Los enanos salieron de la habitación, dispersándose cada uno hacia un lugar. Necesitaban pensar en muchas cosas, y para Thorin, necesitaba pensar en ella y sus sentimientos.

-¿Estás bien?- Balin se acercó a su viejo amigo.

-Estoy preocupado por ella, ya la has visto...- suspiró.

-Se siente culpable de la muerte de su hermana.

-Pero ella no tiene nada que ver, Balin, en una batalla te arriesgar a perder todo lo que más quieres.

-Pobre chiquilla, tantas emociones negativas en un mismo día la han hundido- Balin miró con dolor al rey- Nos necesita.

-Y ahí estaremos nosotros, a su lado.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

-¡No está!- Kili apareció corriendo mientras gritaba hasta llegar al comedor. El resto de enanos lo miraron confusos- ¡Zarah!¡No está en la habitación!

Prontamente dejaron de comer para salir apresurados hasta la habitación donde la habían dejado el día anterior. Thorin encabezaba al resto, yendo lo más rápido que podía. 

Al llegar se encontraron con la sorpresa de que la puerta ya estaba abierta, las sábanas estaban deshechas y algunos cojines en el suelo.

-¡Zarah!- la llamó el rey con una profunda voz- ¡Vigilad las puertas!- ordenó- No debe salir de aquí.

Dori, Nori, Ori, Fili y Kili custodiarían las entradas, mientras que el resto la buscarían. Todos la llamaban, pero no oían nada de vuelta. Todo estaba en silencio.

Thorin recorrió todos los pasillos, salas, habitaciones... Zarah había desaparecido.

-Thorin...- Dwalin apareció con una nota en su mano.

El rey tragó con dureza mientras agarraba la nota de la mano de su amigo. La abrió temblando, temiendo lo que pudiera leer en ella.

Leyó la nota varias veces. Tan solo aparecían 4 palabras, pero para el enano cada palabra le hacía añicos el corazón. Debía ir tras ella.

-Necesito un caballo.

-Vamos- El resto de enanos miraron a su rey y a la nota que llevaba en su mano.

-Zarah se ha marchado pero no debe andar lejos, la tinta aún no está seca del todo.

-No puedes estar muy lejos- habló Kili.

-Iré a buscarla- los hermanos dieron un paso hacia delante.

-Y nosotros contigo.

-Bien, andando, hay que encontrarla antes de que caiga la noche.

Y dicho aquello Thorin seguido de sus sobrinos emprendieron su búsqueda hacia la mujer desaparecida.

Tierra Media: One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora