Errores

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Llamó a la puerta verde con una marca. En el interior de aquel hogareño lugar se hizo el silencio, los enanos se miraban confusos, ya estaban todos... ¿Quién podría ser?

-Gandalf, ¿has invitado a alguien más?- Thorin frunció el ceño mirando al mago.

-Puede- se encogió de hombros.

Bilbo se encaminó hacia la entrada, respiró profundamente, listo para encontrarse con otro enano mal educado y comilón, pero se llevó una sorpresa al abrir.

-Buenas noches- dijo la mujer con una leve sonrisa en el rostro mirando al mediano.

-Bu.buenas noches, mi señora- habló nervioso, pues aquella mujer, era la mujer más hermosa que había visto en su vida- ¿En qué puedo serviros?

-Busco a Gandalf el Gris- Bilbo asintió frenéticamente.

-¡Abela!- exclamó el mago con alegría apareciendo, seguido de todos los enanos.

Éstos miraban a la mujer maravillados.

-Padre- dijo abrazándolo.

-¿Qué hace ella aquí?- Thorin entrecerró los ojos mirando a la joven de mala manera.

-Es la última miembro de tu compañía, Thorin- dijo el mago mientras deshacían el abrazo.

Una sonrisa socarrona asomaba en el rostro de la mujer.

-Menudos modales los míos- habló el mediano ganándose la atención de la mujer- Soy Bilbo Bolsón, a su servicio.

-Abela, hija de Gandalf- se presentó con una cordial sonrisa- Señor Bolsón, ¿cree usted poder darme algo de cena? Estoy algo hambrienta- rió nerviosa.

-Por supuesto y por favor, Abela dime Bilbo- ella asintió- Sígueme.

Abela siguió al mediano hasta el comedor, donde había una larga mesa con muchas sillas alrededor y comida desperdigada. Se sentó en el centro mientras que Bilbo le servía de cenar. Pescado con rodajas de tomate y zanahoria.

-¿Quieres algo de beber? 

-Agua, por favor.

Los enanos entraron sentándose alrededor de la curiosa joven, quedando entre Fili y Kili. Todos hablaban con ella, se habían encantado con la mujer desde el principio.

Thorin era el único que no había entrado al comedor junto con el mago.

-¿Qué hace aquí?- preguntó entre dientes.

-Así que es cierto- Gandalf miró al rey enano con una ceja alzada.

-No has respondido a mi pregunta- Gandalf suspiró.

-Sólo nos acompañará hasta un punto, después no volveréis a veros- contestó haciendo que Thorin la mirase...

¿No volver a verla?

Nunca se había olvidado de ella completamente, su cabello caoba estaba cortado por los hombros, sus ojos verdes tenían ese brillo especial que tanto le gustaba a Thorin, sus pecas hacían que se viera más hermosa... Jamás la olvidó, pero siempre tuvo la esperanza de volver a verla, pero esta vez algo le decía que nunca más se volverían a encontrar.

Thorin se apoyó en el marco de la puerta, observándola, notando cómo aún llevaba el collar que él le había regalado. La extrañaba pero bien sabía que todo fue un error. 

Abela dejó de reír cuando notó la intensa mirada del rey sobre ella. Kili siguió su mirada encontrándose con su tío. Todos dejaron de reír al ver a Thorin. La joven se levantó y salió del comedor sin mediar palabra, Thorin cerró los ojos cansado y la siguió hasta salir de la casa de Bilbo. Estaba sentada viendo el cielo estrellado.

Tierra Media: One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora