CAPÍTULO 9

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A pesar de que no estaban claros del todo con la situación, decidieron darle una oportunidad y sin reclamaciones a los designios del universo, quizá si las cosas se habían dado de esa manera y aunque extrañamente era por algo en especifico.

Ahora se encontraban cenando, después de un largo día lleno de muchos arrumacos e ideas geniales para el tiempo que les esperaba juntos.

-¿Entonces a donde quieres ir?-Preguntó Cesar bebiendo de su copa y acariciando con casi veneración el dorso de la mano de Victoria.

-¿Hablas en serio, César?-Preguntó con risas. - Sigues con la idea de despilfarrar el dinero de Esteban San Román?

-Teniendo en cuenta que él soy yo,pues es lo mismo.

Siguieron en un ambiente lleno de risas,y distensión,todo era mágico entre ellos como siempre,aunque nunca le habían puesto la atención necesaria.

-Buenas noches, María...

-Aquí vamos de nuevo...-Susurró César por lo bajo a Victoria, ante la persona que llegó a interrumpirlos.

-... Esteban,¿Que sorpresa verlos por acá?

-Eh,si,hmm,disculpa,pero últimamente vengo sufriendo algunos olvidos,¿Cuál es tu nombre?

-Siempre he creído que eres muy simpático,Esteban.

-Si, gracias,gracias,¿Necesitabas algo?

-Si, quería hablar contigo, María,te la robo un momento.

-Nada de robos...

>Gerardo,ya nos vamos...<

-¡Por fin!,nada de robos,"Gerardo",por si no te has dado cuenta mi mujer y yo estamos celebrando algo importante muy agusto,y si nos permites,estábamos a punto de irnos.-Se puso en pie,y tendió una mano a Victoria quien estaba haciendo un gran intento de no reir.-La noche es joven,y esta preciosa dama,toda mía para disfrutarla.

Victoria se mordió el labio ante esas promesas escondidas que traían las palabras de César.

Dejaron dinero en la mesa y salieron despidiendose rápidamente,dejando a un Gerardo atónito ante su comportamiento.

Ella sin poder contener la carcajada que inundaba su garganta,la dejó salir aún siguiendo el paso acelerado de César.

-Estas loco,César.

Una vez fuera del restaurante, César la acorraló contra la pared de un callejón,entrelanzando sus manos con las de ella y uniendo en un sensual beso sus labios.

Victoria gimió al sentir como César raspada su lengua con la de ella, sentía la exigencia de él para que abriera mas la boca y le diera toda su pasión,que ella gustosa le dió.

Estaban en un callejón un poco solitario,pero en esos momentos donde la pasión les nublaba todo,nada importaba.

Poco a poco el beso fue desminuyendo de intensidad, aunque el hambre que dejó en ellos,fue mayor.

Mutuamente se estaban conociendo mas íntimamente, y Victoria ya sabía que cuándo César la besaba con tanto arrebato,era porque necesitaba controlarse.

-¿Que pasa,Cesar?- Enlazó sus brazos al cuello de él,acariciando levemente su corto cabello.

-Yo, discúlpame,no se que me pasa,solo necesitaba besarte.

Victoria pasó la lengua suavemente por sus labios,tratando de analizar si era solo eso u otra cosa.

-Deja de provocarme,¡por Dios!- Dijo César un tanto desesperado enterrando su rostro en el cuello de ella para llenarlo de largas lamidas y apasionados mordiscos.-Te he dicho que no hagas eso con la lengua.

TÓMAME COMO AL TEKILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora