CAPÍTULO 12

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Los siguientes días fueron todo un descubrimiento para ambos,era increíble como después de compartir tanto tiempo con otras personas que se suponían eran sus parejas perfectas y en quienes creían haber encontrado la estabilidad que necesitaban se viera reducido a nada, que años de estar con otros se vieran patéticos y perdidos por las semanas que habían pasado juntos convirtiendo al otro en el centro de su vida.

-Buenos días,mi vida...-Murmuró César a la bella mujer  de ojos claros que tenía entre sus brazos después de una noche fantástica en la que se amaron como si lo hubiesen hecho siempre.

-Mmmm...- Ronroneó Victoria como una gata,estirando su delicadas extremidades.-Buenos días,amor...otro despertar juntos.

Ambos sonrieron,sintiendo como encontraban la plenitud de su vida en los brillantes ojos rebosantes de felicidad del otro.

Acercaron sus bocas e iniciaron una lenta danza de labios tibios y ansiosos, ella enredó los finos brazos en el fuerte cuello de César,necesitando tener un punto de apoyo,porque aunque estaban acostados y sabía que no iría a ninguna parte, los húmedos besos de César la hacían perder el sentido y volar la mente.

-He estado pensando...

-!Uy! Es peligroso cuando una mujer dice eso...-Dijo con una sonrisa que se convirtió en carcajada al tratar de esquivar los manotazos de Victoria.-Ya, perdón, perdón.Dios mujer,no se si te lo han dicho pero esas pequeñas manos dan duro.

-Lo se,eso te pasa por dartelas de chistosito.-Dijo alzando una ceja y esquivando el beso que César le quiso dar.Pero como ya lo había aceptado,no podía negarle nada a César por mucho tiempo, así que en el próximo intento de César si aceptó su boca con todas las ganas locas del mundo,estaba segura que nunca se cansaría de sentir esos labios fieros y dominantes sobre los suyos.

-Me encantas,me vuelves loco...-Dijo César arrastrando sus labios por su cuello y comenzando un descenso por la frágil pero firme anatomía de la mujer que día con día se metía más dentro de su ser.

Victoria sonrió y se mordió los labios para contener el grito de excitación que la recorrió cuando César se adueñó de sus pechos y la adoró como solo el sabía hacerlo.

-Me encanta volverte loco y que me hagas el amor a todas horas,pero déjame decirte lo que estaba pensando.- Soltó ella alejándolo de sus pechos donde mamaba cual niño pequeño en busca de su alimento.-¿Me vas a escuchar?-Preguntó envolviéndose en la sabana y cubriendo todos sus secretos de mujer de César.

-Esta bien,al cabo que ni tenía ganas...-Dijo tranquilamente llevando sus brazos detrás de su cuello y relajándose en la cama en una pose muy varonil.

Victoria lo observó desde esos ojos pícaros,pasando por esa boca tentadora y el amplio pecho,fascinada por como se marcaba este y sus brazos con definidos músculos,aunque César no era precisamente un hombre con tableta de chocolate si era un hombre grande,y fornido que se mantenía esquisitamente para el gusto de muchas mujeres.

-Casi te creo que en serio no tenías ganas,pero aunque eres un digno actor, con excelente expresión corporal,no asi lo es esta de acá.-Terminó Victoria en mofa,al observar la tienda de campaña que hacía su miembro de César al estar cubierto con la delgada sábana.

-Pillado...

Ambos sonrieron y se pusieron de pie para ir tomar el baño juntos, olvidando por ese momento lo que había intentado decir Victoria.

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-Me estas mirando...

Victoria sonrió porque era cierto,aunque había tratado de disimular,no quería verse como una estúpida botando la baba siempre que lo observaba,pero es que era inevitable,cada cosa que César hacia era fascinante, observarlo lavar los platos con minuciosidad,ver como sus gestos cambiaban cuando se centraba  en seguir la trama de alguna película,su cara de concentración cuando se movía entre sus piernas llevándola muchas veces al límite y dejándose llevar solo cuando ella había alcanzado el éxtasis mas de una vez.

TÓMAME COMO AL TEKILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora