𝕺𝖎𝖊𝖈𝖎𝖔𝖈𝖍𝖔

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Pov Draco.

Salir de mi casa con el aroma de mi padre era a lo que estaba acostumbrado, pero el salir después de haber tomado supresores, era incómodo, mi padre habia vuelto a su rutina de salir antes de que yo despertara y llamar para decir que no llegaría a almorzar, llegaba muy de noche, cuando ya no aguantaba el sueño y me iba a dormir, en todo el mes tan solo lo habia visto seis veces y esas seis veces eran para salir e ir a la iglesia donde él era el encargado y representante, algo así como la mano derecha del pastor.

Tan solo lo miraba renegar ante aquello, siempre llegaba cansado y cuando volvíamos para nuestra casa bien entrada la noche teníamos que escuchar su enojo, quejándose del mal trabajo que hacia el pastor y luego lo escuchábamos decir que él no manejó así la iglesia en todos los años que estuvo de pastor.

Me sentia culpable, ya que abandonó ese trabajo por mi culpa, aunque si debía ser sincero, en todo ese tiempo que estuvo vigilándome me sentí bien porque mi padre me ponía atención, aún lo hace, pero al parecer esta teniendo estrés en su vida.

Tanto que no sabia como manejarlo y terminaba desahogándose con nosotros.

Habían pasado tantas cosas en este mes, Tom se habia disculpado y ahora se portaba más soportable que de costumbre, trataba de ser una buena persona y eso se notaba, pero bueno, tampoco le ponía mucha atención, cuando me hablaba tan solo era amable con él y ya, Harry en cambio habia logrado rescatar algo de su relación con aquella omega que era su prometida.

Habían quedado como amigos, o eso me dijo, me alegraba por él, se notaba a leguas que no queria perderla.

- ¡Hey, Draco! - rodé los ojos ante aquella voz que oí detrás mío, suspiré y volteé con una sonrisa cordial en el rostro.

Oh si, el compañero del cual me acababa de enterar de existencia, un beta llamado Ruben, en este mes se me habia acercado y pese a mis constantes indirectas que le lanzaba para que se alejara, él no lo hacia, una de dos, o era pésimo para dar indirectas o él era el del problema.

- Hola Ruben, ¿de nuevo siguiéndome? ¿o es que acaso me volverás a decir que fue casualidad?

- Pues fue casualidad, te vi y corrí hacia ti, eres como un imán, me atraes con toda esa hermosura.

- Ojalá tuviera un repelente para dejar de ser imán.

- Eres tan gracioso - se carcajeó fuertemente, sin decir nada me alejé de él, necesitaba llegar a mi casa rápido o mis manos sangrarían por las bolsas que estaba cargando, era sábado, mi padre estaba en el trabajo y mamá estaba ayudando a su hermana con algunos preparativos, Harry, Harry tenia una cita asi que no pude pedirle que me acompañara a hacer las compras de la semana. - ¡Hey! ¿a donde vas?

- Al quinto infierno ¿quieres ir? - le pregunté en un sarcasmo, tal vez se debía al dolor de mis manos, o tal vez al calor horrible que hacia o al simple hecho de que no habia desayunado y escucharle hablar idioteces me daba nauseas, pero sin duda, si estuviera relajado nunca hubiera contestado así.

No sé si era don mío o es que era cosa de él, pero por mucho que te mostraba una mirada seria, por mucho que era lindo, a su manera, si abría la boca para decir algo, de inmediato uno se preguntaba si el tipo estaba retrasado, era don suyo, ahora que lo pienso, ni a mi mamá le cae.

- Uh, sarcasmo, lo detecté - respondió con una sonrisa boba en el rostro, quiero llorar por el calor y matar a alguien por el dolor, y él se esta ofreciendo de voluntario.

- Felicidades, adiós - respondí con mi mejor sonrisa para seguir caminando.

- Espera un momento - me tomó del brazo derecho y por reflejo solté la bolsa que llevaba, regando todo de su contenido por los suelos.

Suspiré y comencé a recoger todo, nuevamente intentó tocar mi hombro, lo alejé y lo miré cansado.

- Solo... solo no me toques por favor, no estoy de humor, no tengo ánimos para escucharte - murmuré mientras terminaba de recoger lo que se me habia caído.

Me levanté y le regalé una sonrisa antes de irme.

Para cuando llegó el lunes tuve el presentimiento de que no debía ir, no lo sé, simple instinto que se hizo fuerte cuando Harry no me esperó en la puerta de ingreso, pero no le tomé mucha importancia, una vez en la vida siempre existía, pero mi temor era que esta no era la primera vez, era la segunda, y la primera vez que pasó no terminó nada bien.

Merlin quiera que no sea igual a la primera vez.

Pov Escritora.

Draco ingresó al instituto con su mal presentimiento, pensando que talvez su pelinegro amigo se habia atrasado, pero ese no fue el caso cuando lo vio sentado tres sillas atrás de su verdadero puesto, tenia la capucha de su canguro colocada en su cabeza, tambien estaba con los audífonos puestos y miraba algo en su celular.

Draco soltó un suspiro y trato de calmar a la clara señal de peligro que se habia encendido dentro de él, irónicamente ese sentido de alerta le recordaba al episodio del hombre araña ultimate que miraba su pequeño primo, a ese episodio donde el sentido arácnido le advertía sobre el hombre de arena pero spiderman lo ignoraba y al final se armaba el desastre.

Si, así se sentía.

Pero haría como Peter, porque Draco no era un superhéroe, y esas cosas pasaban solo en las películas y series, así que de igual forma se acercó al pelinegro y besó su mejilla con cariño a modo de saludo pero el pelinegro ni se inmutó.

Draco se sentó a su lado mirando sus verdaderos asientos mientras se mordía el labio, respiró varias veces repitiendo dentro de si mismo que el alfa debió sufrir un altercado con su padre, ya que solía ponerse de mal humor cuando peleaba con James.

En momentos como ese el pelinegro tan solo necesitaba silencio y que nadie le provoque más, caso contrario explotaría y eso seria peor, Harry era tranquilo, pero si alguien le buscaba, lo encontraba.

Por eso Draco se quedaba a su lado, para tranquilizarlo o hablar por él, era su forma de apoyarlo, ya al día siguiente el pelinegro volvería a ser él mismo y todo estaría bien.

Las clases habían comenzado con normalidad, al menos las dos primeras horas todo marchó bien, sus compañeros no habían dicho nada ante la forma de actuar del pelinegro y los maestros tambien habían entendido que el pelinegro no estaba de humor para nada, por lo cual lo evitaban, eso por ser maestros omegas, preferían evitar el mal humor de un alfa antes que este utilice su voz de mando y los haga someter.

Pero todo se fue al caño cuando la clase de religión, dirigida por un maestro alfa comenzó, este habia pedido que formaran un grupo de cinco personas para trabajar un tema, como siempre, Ron y Hermione se habían unido al grupo, siendo cuatro y faltándoles un integrante.

Hermione habia ido a pedir que su grupo sea uno de cuatro, pero el maestro se habia negado diciendo que siempre era lo mismo, así que les colocó otro integrante al azar, y ese habia sido Tom, quien con una sonrisa se les unió, logrando que Harry frunciera el ceño ligeramente.

Tom se habia pasado toda la hora de la clase molestando a Harry, ganándose gruñidos por su parte, Draco quien estaba en medio de ambos alfas golpeaba sin mucha fuerza a Tom para que se callara, para que dejara de molestar a Harry si no queria que lo matara.

Pero Tom hacia oídos sordos.

𝑨𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍☆𝙃𝙖𝙧𝙘𝙤.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora