𝒱𝔢𝔦𝔫𝔱𝔦𝔬𝔠𝔥𝔬

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Pov Draco.

Nuevamente en el instituto, despues de una semana nuevamente, suelto un gruñido ante eso, realmente me termine perdiendo todo un mes, bueno, casi un mes, pero da igual, es mucho tiempo.

Camino sin despegar la vista de mis pies, subiendo hacia mi salón, pidiendo a Merlin que hoy sea un dia tranquilo, que no me apetece perderme más clases.

Un enorme ramo de rosas se interpone en mi camino logrando que detenga mis pasos y una sonrisa se forme en mis labios, sonrisa que se volvió una mueca incomoda al ver que quien me extendía las rosas no era Harry, sino Tom.

- Draco, acéptalas por favor - me dice sin dejar de extender las rosas hacia mi.

- Están muy bonitas, muchas gracias - murmuro mientras tomo las rosas, Tom me regala una sonrisa que no puedo corresponder con comodidad.

- Realmente lo siento por aquella vez, no pude controlarme y me siento mal por asustarte, no pude dormir por lo mal que me sentia. - aparté la mirada de su rostro por lo mal que se veía, se notaba que no pudo dormir, las ojeras eran demasiado claras y ni hablar del cansancio que se notaba en su voz.

- Ya paso, tranquilo, aunque me sigo sintiendo incomodo a tu lado, pero con el tiempo se me pasara, tranquilo. - una diminuta sonrisa se hizo camino en sus labios.

Me acompañó hasta el salón con una distancia prudente, no estaba pegado a mi y eso se lo agradezco, dejé mis cosas en mi lugar, al igual que dejé las rosas en uno de los asientos.

Volví a salir sin la compañía de Tom, Harry todavía no habia llegado y en cierto punto me preocupaba por el hecho de que faltaban tan solo unos minutos para que las clases comenzaran.

Me fui a sentar en las gradas de la cancha para esperarlo ya que esta tenia vista a los que ingresaban, miré fijamente por dos minutos, luego saqué mi celular y me dispuse a ver algunos videos, daba igual si miraba o no, Harry me vería y vendría hacia mi, o eso creía.

La campana sonó sacándome de mis pensamientos, otro ramo de rosas blancas interfirió mi vista y esta vez si sonreí tomando las rosas entre mis manos, despues de todo eran las mismas rosas que he estado recibiendo toda esta semana.

- Llegas tarde - murmuré enterrando mi nariz entre las rosas para oler su dulce fragancia, el aroma de estas rosas era más dulce que el de las rojas, me gustaba más las rosas blancas por su fragancia sutil, en cambio las rojas tenían un aroma más fuerte.

- Salí algo tarde de casa, lo siento - me responde con calma.

- Están muy bonitas, amo su fragancia. - le digo mientras me pongo de pie y camino hacia el salón, el maestro de la primera hora siempre se tardaba en ingresar - gracias.

- Su aroma es igual al tuyo, por mucho que intento comprarte otras flores, siempre termino comprando esas porque me recuerdan a ti.

- Tan dulce - comenté divertido y él soltó una diminuta risa.

Toda la semana mi padre habia ingresado con un ramo de rosas blancas todas las noches, el primer dia con el ceño fruncido, molesto, pero ya el último dia habia ingresado con una sonrisa ladeada, diciéndome que las rosas las habia traído Harry.

Un gesto muy lindo a mi punto de vista.

Ingresamos al salón con una sonrisa y todos se nos quedaron viendo, tan solo los ignoramos ya que hacían eso con cada persona que entraba, como todos son metiches era normal verlos estirar el cuello como jirafa a cada rato.

La sonrisa de Harry se borró de su rostro al ver las rosas rojas que reposaban en el asiento donde se hallaba mi mochila.

- ¿Y esas? - me preguntó y yo tan solo me encogí de hombros.

𝑨𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍☆𝙃𝙖𝙧𝙘𝙤.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora