𝔒𝔫𝔠𝔢

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Para cuando Draco despertó se encontraba en su habitación, los rayos del sol atacaban directamente su rostro por lo cual con el ceño fruncido se levantó de su cama y se dirigió al baño que habia en su habitación, tenia un ligero dolor de cabeza.

Dos minutos después de preguntarse como habia llegado ahí le bastaron para recordar todo lo que habia pasado, sintiendo aún su pecho apretarse salió de su cuarto rápidamente en busca de sus padres, pero tan solo se encontró con su madre.

- Bebé... ¿Cómo te sientes? - preguntó Narcisa cuando vio al rubio ingresar en la cocina.

- Mami... Harry...- murmuró asustado el rubio, necesitaba hablar con su amigo.

- No sé nada de él bebé, ¿tienes hambre? - trató de desviar el tema pero el rubio no se lo dejó.

- Mami, necesito hablar con él, sé que sabes algo, por favor, llévame a su casa. - pidió el rubio al borde de la desesperación.

- No creo que sea lo correcto bebé. - habló Narcisa viendo con una mueca a su hijo.

- Es que pasó una locura, mami, alguien dijo mentiras.

- Pero si el del video eres vos.

- Pero lo dije para protegerme mami, estoy seguro de eso, yo no lo diría por decir.

- Harry llegó ayer por la noche, hasta donde me dijo Lily es que Harry esta que destruye lo que le pongan delante, esta muy molesto.

- ¿Él viajó? - preguntó extrañado el rubio viendo a su madre quien asintió para luego desviar la mirada.

- Fue a Argentina para aclarar unas cosas a su prometida, ella vino aquí para pasar tiempo con él pero la noticia de que ya tenia omega la destrozó y se fue, al menos eso fue lo que me contó Lily. - y con esa noticia algo dentro de Draco se terminó por destruir.

- ¿Pro-prometida? - preguntó sin poder creerlo.

Se sentia tonto y traicionado, aparte de dolido y roto claro, Harry nunca le habia dicho nada, una risa triste abandonó los labios del rubio para luego comenzar a llorar, ahora entendia porque para Harry los besos que se habían dado no habia significado nada.

Narcisa se acercó preocupada a su cachorro pero Draco la apartó y corrió hacia la salida de su casa, necesitaba estar solo y sabia que su madre no le dejaría en ningún momento y no queria desquitarse con ella.

Draco caminó por las calles sin rumbo alguno, cuando llegó a un pequeño parque cerca de donde se hallaba fue a echarse al pasto y dejó que sus pensamientos lo invadan, se hallaba mal, un ligero gimoteo dentro suyo detuvo todos sus pensamientos.

Su lobo acababa de gimotear lastimado, fue algo de unos dos segundos y luego volvió a desaparecer y eso en lugar ponerlo feliz lo entristeció aún más, era una señal de que su lobo no estaba aguantando.

Estuvo alrededor de media hora tirado en el pasto de aquel parque, para cuando se levantó ya se encontraba un poco más calmado, volvió a caminar hacia la parada de buses que bajaban hacia el centro, de ahi tomó otro bus que lo llevaría hasta la casa de Harry, algo le decía que estaba cometiendo un error pero necesitaba hablar con su mejor amigo asi que ignoró esa parte y continuó, sabia que Harry no le haría nada más que gritarle talvez.

Cuando Draco llegó hasta la casa de su mejor amigo tomo varias respiraciones antes de tocar la puerta, esperó a que la madre de Harry saliera para recibirlo, pero el lugar de eso escuchó los gritos de la mujer pidiendo que no salga, por el aroma cargado de ira se dio cuenta que quien iba a abrirle la puerta era el mismo Harry.

𝑨𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍☆𝙃𝙖𝙧𝙘𝙤.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora