𝕯𝖔𝖈𝖊

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Para cuando Harry llegó a la casa de su mejor amigo se encontró con la noticia de que Draco aún no habia llegado, Narcisa lo habia invitado a pasar pero Harry sabia que si entraba a la casa de su amigo dejando su auto fuera, Draco no entraría e incluso se iría, asi que se negó ante la invitación de la madre de su amigo y se quedó a esperar a Draco dentro de su auto.

Media hora después por el espejo retrovisor logró ver a su amigo, caminaba lentamente con la mirada gacha, Harry no esperó mucho para salir del auto y caminar hasta el rubio.

Draco, al sentir el aroma de su mejor amigo paró abruptamente y soltó un bufido, se dio la vuelta con intenciones de irse de ahi y al ver que Harry comenzaba a acercarse más, comenzó a correr hacia las praderas que algunos vecinos utilizaban para pastear a sus ganados y rebaños, detrás de toda esa pradera existía un bosque y en ese lugar podría esconderse o subirse a un árbol para perder a su amigo.

Soltando maldiciones Draco continuó corriendo como si su vida corriera peligro, atravesó las praderas a gran velocidad, sus pulmones exigían un descanso, sentia que algo los rasguñaba por dentro ya que le dolían mucho, su garganta seca y todo su cuerpo picar por el esfuerzo que hacia, se maldecía internamente por siempre odiar los deportes y nunca correr mas de un minuto, sentia que se desmayaría en cualquier momento.

Sonrió cuando vio los arboles más cerca pero antes de siquiera cruzar la primera hilera de arboles un peludo cuerpo se lanzó contra él haciéndolo rodar por el suelo, soltó un quejido por el impacto y se tumbó en el suelo sin intenciones de levantarse.

- Puta madre, ¿Cómo carajos haces para correr tanto? - exclamó entre jadeos el pelinegro.

- Hijo...Hijo de perra...- murmuró entre jadeos y quejidos el rubio, respirando dificultosamente - sin ofender a tu madre. - aclaró logrando que una risa cansada abandonará los labios del pelinegro.

No aguantaron más y ambos empezaron a reír entre respiraciones agitadas, terminando con lagrimas deslizándose por sus mejillas por el esfuerzo que les costaba el respirar.

- ¿Cómo carajos tienes ese cuerpo si nunca haces ejercicio? - preguntó el pelinegro sin mirar a su amigo, se habia sorprendido al verlo correr tan deprisa que para alcanzarlo tuvo que transformarse en su lobo ya que caso contrario lo hubiera perdido y el bosque era un lugar donde difícilmente hubiera logrado encontrar al rubio rápidamente.

- Yo a diferencia de vos, no le voy a la anorexia, tan solo evito comer mucho, no sabes las cantidades de grasa que evitas tan solo con evitar el azúcar y las comidas chatarras, una ensalada de fruta como desayuno ayuda mucho. - respondió divertido el rubio ya un poco más calmado.

Ambos seguían tendidos en el piso, en un silencio entre la comodidad e incomodidad, tratando de tranquilizar su forma de respirar, sin mirarse, ya que el alfa tras sufrir su cambio habia destrozado toda su ropa, por lo cual al volver a su forma humana se hallaba desnudo.

- Perdón por haberte gritado cuando fuiste a mi casa Draco, me porté como un estúpido, me desquité contigo cuando en realidad debería haberte abrazado y decirte lo mucho que te habia extrañado.

- Necesito ir a casa, mamá me regañará por estar fuera por tanto tiempo, si, eso, gracias por la carrera - murmuró el rubio mientras se colocaba de pie y se sacudió las ropas que traía puesta.

- Draco...- susurró el pelinegro sentándose en la hierva.

- Mira Harry, no quiero hablar, estoy dolido y asustado, terriblemente asustado, estoy tratando de estar calmado porque no quiero dormir aún, ya aclaramos las cosas, tú no confías en mi y listo, no vamos hacer un show por eso.

𝑨𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍☆𝙃𝙖𝙧𝙘𝙤.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora