𝕿𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔

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- ¡Vamos cariño! - exclamó divertido el pelinegro mientras jalaba de la mano del rubio hacia la casa de la cual la música resonaba con fervor.

- Te odio...- murmuró el rubio con el ceño fruncido al verse tironeado por Harry hacia la fiesta.

El pelinegro habia logrado que los padres de Draco le dieran el permiso para asistir a esa fiesta, con la promesa de que Harry cuidaría del omega, no lo dejaría solo, nada de alcohol y nada de hacer cosas que pongan en vergüenza al omega.

Lo cual significaba que no tenia que hacer el ridículo, debía cuidarse de todo y ser responsable con sus actos.

Por esa razón y por muchas más era que el rubio prefería quedarse en casa, ya que lo único que tenia permitido hacer era comer, sentarse y hablar educadamente.

Solo eso, ni una grosería delante de tanta gente, lo cual en parte era ridículo, al menos todo su curso lo habían escuchado maldecir una vez siquiera.

Pero el resto de los invitados no sabían aquello y sus compañeros no eran tan boca sueltas.

- Tú me retaste, dijiste que querías venir tambien, asi que te traje.

- Si pero, me voy a aburrir.

- Bueno, al menos nos aburriremos juntos - comentó el pelinegro mientras se abría paso por las personas que bailaban.

Sin soltar su mano llegó hasta la mesa donde se hallaba Blaise y Neville muy entretenidos en la charla que tenían.

- ¡Vinieron! - exclamó el omega colocándose de pie para abrazar a Draco y Harry.

- Bueno, si, ni yo me creo que este aquí.

- Ven, llegaron a tiempo, comenzaran a repartir los bocadillos- exclamó entusiasta Blaise elevando un poco la voz para que lo escuchen por encima de la música.

- Guárdanos lugar por favor, iremos a entregar nuestros regalos - pidió el pelinegro con una sonrisa.

Draco se quitó la chaqueta de cuero que vestía y la colocó en una de las sillas para que de esa forma notaran que esa silla estaba ocupada.

- Regresamos de unos minutos. - habló el rubio cerca del oído de Blaise quien asintió y les regaló una sonrisa.

Tanto Draco como Harry comenzaron a buscar a Ariana, la hallaron en la barra de bebidas junto a Tom y Victor.

- Ariana...- llamó el pelinegro a la omega quien al verlo dejó su bebida y se acercó a ambos con una sonrisa.

- ¡Vinieron! ¡Qué dicha! - exclamó la omega abrazando a Harry.

- Feliz cumpleaños Ariana - habló el rubio extendiéndole la bonita bolsa de carton que contenía los regalos.

- No debieron molestarse, mil gracias - recibió gustosa la bolsa.

- Te deseamos lo mejor y gracias por invitarnos a tu fiesta. - sonrió el pelinegro hacia la omega.

Draco tan solo asintió con una diminuta sonrisa.

- No es nada, me alegra verlos chicos, espero que disfruten de la fiesta y espero que Draco nos llegue a deleitar con un canto siquiera, me comentaron que tienes una voz hermosa - habló la omega mirando a Draco con una sonrisa.

Una suave incomodidad atacó a Draco al ver la sonrisa de la omega, le parecía irreal, irreal que la omega le este sonriendo tanto y que se note a gusto estando delante de ellos.

- Yo...

- Por favor - pidió la omega.

- Claro, no creo que haya algún problema, supongo - murmuró Draco mientras asentía, ganándose un suave apretón en el brazo por parte de Harry.

𝑨𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍☆𝙃𝙖𝙧𝙘𝙤.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora