Capítulo 8 «Revelaciones: la voz de la esperanza»

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Aquella mañana del diecinueve de septiembre del año en curso, a tres meses desde que todos fueron involucrados en la implicancia de los hallazgos de Ignacio. Los científicos se alistaban con la primera luz del alba, de manera casi sincrónica estaban todos de alguna forma compenetrados en su último análisis en el modelo de expresión priónica que desde hacía un año Ignacio había estado desarrollando. Se trataba de una serie de eventos que apoyaban la existencia misma desde el inicio de la formación de la vida sobre la faz del planeta, un don regalado por el universo otorgado a través de la «Madre Tierra».

Mientras Ignacio se preparaba un café espresso a la vieja usanza, mediante un colador de tela, el aroma perfumaba hasta el último y más recóndito albergue de creatividad y vida dentro de su cabeza, este podría ser el comienzo de un nuevo cambio que pudiese ayudar a recuperar el equilibrio en todos los niveles de la sociedad colapsada donde les tocó vivir, aquella que a gritos silenciosos pedía que se antepusiera la verdad y la cordura por sobre toda la miseria de la cual se ha contaminado.

A solo un par de kilómetros de distancia, Misui, en su pequeño apartamento, se preparaba en silencio y en ayuno absoluto para mantener su precisión mediante el «pulso de superviviente», como llamaba ella a ese estado físico, en concreto se movilizan múltiples hormonas que preparan al cuerpo para darle un impulso en frente a las adversidades ambientales que desde antaño fueron la tónica de la existencia que modeló el funcionamiento de múltiples órganos, como las glándulas suprarrenales, el hígado y el mismísimo sistema inmunitario entre otros, ya que gracias a todos los avances fueron tomando un rol secundario y su actividad hoy en día no es comparable con el rol primordial que ejercieron millones de años atrás. Para Misui, la activación matinal de esta respuesta vestigial le favorecía en obtener una mayor velocidad de actividad cerebral, producto de las catecolaminas y el cortisol liberado, ya que, una vez expuesta al desayuno, esos nutrientes favorecerían una explosión a nivel de procesos neuronales de integración compleja, para ella y muchos, el estrés era un sendero que debían recorrer a diario desde las funciones endocrinas hasta las neuronales para así llevar a un nivel óptimo sus capacidades.

Por otro lado, y a aproximadamente dos kilómetros de distancia, Charles e Ignacio, quienes compartían un diminuto apartamento, estaban preocupados, esto sería una oportunidad para generar un cambio fundamental y que todos volviesen a estar en la senda de la comprensión, el estudio y la lógica. Ya que estos hallazgos sustentarían a la luz pública lo que ya es un hecho concreto para solo un pequeño grupo de humanos. La existencia misma tiene un pulso vital y las antiguas creencias religiosas son solo un camino hacia la verdadera religión.

En el «refugio» de Isabel, como solía llamarle ella, todo era distinto. Ella estaba irradiando compasión y volvía a creer en un nuevo amanecer que iluminase las sombras que dominaban la sociedad actual.

Resultaba muy excitante la idea de dar un paso hacia el desarrollo, un paso hacia el futuro que combinará el retomar el desarrollo tecnológico y, a su vez, retomase el desarrollo del ser humano desde la perspectiva del individuo en una sociedad colectiva donde nadie sobraba. Estaba preparada para aportar en su área científica con todo lo que estuviese a su alcance, había que traducir mediante un algoritmo complejo múltiples mensajes provenientes de cada una de las células del conglomerado de expresión priónica, para luego establecer un sentido de colectividad de ellas mismas según su diferenciación y cómo estas mismas eran estimuladas por el pulso vital de la biósfera del planeta.

En cambio, Joseph se mostraba escéptico al objetivo final de toda la investigación. Le inquietaba la respuesta que podrían tener en su contra, pero no se conformaba con la realidad actual y eso le hacía entrar en conflicto existencial. Por una parte, quería evitar más hostilidades en contra de todos los «D», y, por otra, quería que todos los «VNN» despertaran de esa decadencia y pudiesen enfrentarse a la realidad tal y cual como era, y que todos pudiesen contribuir al único planeta que tenían. Pero eso podría albergar un gran costo y terminar en nada y además con sus propias vidas.

Biodistopía «Destino prohibido»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora