En aquellos meses en los que la atmósfera de Marte recuperó parte de su composición original, los estudios y avances científicos en el laboratorio de Paul se mantuvieron en constante desarrollo. Ya no era necesario saber si podían contactar a Gaia. Esta misma había dado señales de su íntima relación interplanetaria y la capacidad de modificar a voluntad su propia composición atmosférica, por lo que los estudios se enfocaron en los restos de Aheila.
Era importante dilucidar distintas teorías que barajaba Ignacio con respecto a su composición «polar», ya que sintió una conexión absoluta en todo el espectro de la polaridad sexual desde un estallido de amante hasta el cobijo de una madre protegiendo a su hijo. Tenía en sí misma una amplitud infinita de posibilidades para adaptarse a cualquier situación que fuese pertinente según sea la realidad de los hechos que se suscitasen en el momento.
—¿Cómo crees que puedas interpretar un patrón tan amplio, Ignacio? —preguntó Isabel.
—De la misma forma en que nos conocimos —respondió Ignacio, dejando una gran interrogante con dicha respuesta.
—No creo que sea necesario reproducir un teatro de muerte para explorar la conectividad que pudiesen tener ambos.
—Lo primero que haré será hacerme una biopsia de grasa y músculo, para luego hacer un cultivo de hiper expresión priónica con mis propias células, mientras que haré lo mismo con los restos de Aheila, por lo que creo que para lo mío necesitaré ayuda de Dani. Al fin y al cabo, él es el «doctor».
En dicho instante iniciaron la búsqueda de Dani, lo cual no fue difícil, ya que Ignacio contaba con las credenciales para acceder a los puestos de mando de la comandancia local y Dani, al ser parte de las fuerzas armadas, no tenía otro lugar de residencia que las dependencias de las fuerzas armadas marcianas.
—Dani, necesito pedirte un favor.
—Por supuesto. Cuéntame, Ignacio.
—Hemos venido aquí a buscarte porque necesito que me hagas unas biopsias de músculo y grasa. La necesito para un cultivo celular para uno de mis experimentos —explicó Ignacio.
—Ignacio, encantado, hagámoslo ahora mismo. Dirijámonos a los laboratorios. Es un procedimiento sencillo. Mientras tanto, iré a buscar los materiales estériles y el anestésico. Ese procedimiento lo podemos hacer en una silla, ya que no requiere de tanta invasividad y, por lo demás, eres delgado.
Una vez reunidos todos los materiales necesarios, acudieron al laboratorio y comenzaron a preparar el escenario para el procedimiento, el cual fue realizado en el deltoides del brazo izquierdo sin mayores incidentes. Fue breve y sin complicaciones.
Ahora Ignacio tenía parte de su propio tejido para hacer un cultivo priónico y aprovechó la oportunidad de solicitarle a Dani que tomara una muestra de Aheila, por lo que accedió entusiastamente.
Para curiosidad de todos, Dani permaneció en el laboratorio como un miembro más, refiriendo que estaba en horario libre y que pretendía comprender bien a lo que se dedicaba Ignacio, para ver por qué era considerado alguien tan valioso y necesario según las instrucciones de sus superiores desde que lo conoció en la Tierra.
—Ahora acoplaremos los lisados uno por uno hacia el transductor electropriónico y vamos a registrar las frecuencias emitidas de cada uno —explicó Ignacio.
—Listo. Ahora que tenemos cargados los conjugadores electropriónicos, haremos que se acoplen directamente al transductor —dijo Isabel
Se dio inicio al procedimiento, primero por separado y luego juntos, de ambos lisados, pero había algo que no concordaba. La polaridad de Ignacio no podía acoplarse con la de Aheila. Resultaban incompatibles.
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Biodistopía «Destino prohibido»
Ciencia Ficción¿Un trío en medio del espacio? La sociedad se fue a la mierda y solo los "Despiertos"... ¡Descúbrela!