Mayo de 2019
—Algún día, mi futura hija llevará tu nombre.
—¿Mi nombre?
Él solo asintió, seguro de sus palabras.
—¿Taylor?
La mujer se quedó estupefacta ante su revelación. Y ella no sabía dónde meterse. ¿Y si simplemente la echaba? No sabía que podía pasar en ese momento.
Por otra parte, Hoover ya sabía de quién se trataba desde que había salido de su casa.
Emilia le dedicó una mirada algo preocupada a Alex por la reacción de la mujer, quien la miraba expectante. Luego la miró a ella, otorgándole una pequeña sonrisa de labios sellados, alentándola.
—Bueno, no importa. Vamos pasen que llegan a tiempo para la hora del té. O no sé si prefieren mate —objetó cuando ya habían entrado, cerrando la puerta tras ella.
—Té estaría bien, no te preocupes.
Ella se dedicó a observar la casa. La puerta daba a la sala-comedor. Era una habitación alargada y un tanto ancha, la pared del lado izquierdo a la puerta era de color rojo vino, mientras que la de la puerta y las demás color canela. Los colores daban un toque acogedor pero a la vez solitario a la casa. En la pared del lado derecho a la de la puerta, se encontraba una cómoda cajonera de color marrón. En ella residían algunas fotos enmarcadas, llaves y algún que otro adorno.
Alzó la vista cuando sintió los pasos de la mujer adentrarse por una puerta a un lado del mueble. Le dedicó una mirada a Alex, quien seguía con una pequeña sonrisa, dejándola recorrer el lugar con la vista. Siguió su curso, observando a su lado derecho.
Un sillón individual color beige se encontraba frente a la pequeña ventana, a unos metros de la puerta, cerca de la esquina. En la pared color vino, estaba un sillón un poco más claro que el otro, pero este era más grande. Frente a estos estaba una mesita, con una pequeña radio y un mantel blanco en forma de rombo.
—¿Cómo están tus padres, Alex? —preguntó la mujer desde la cocina.
—Bien, los dos bien.
Ella, ajena a las voces, siguió con su mirar hasta chocar con la mesa, la cual se encontraba a unos metros de los sillones, cerca de la pared y delante del mueble de madera donde se veía que guardaba los platos y demás. Pero que allí también habían fotos en el medio, donde no había vidrio.
—Hacia mucho que no venías.
Cuando el castaño caminó hasta la mesa, ella lo acompañó, acercándose un poco más al mueble, donde una foto acaparó toda su atención.
—De hecho, sí, pero con la universidad no pude venir antes.
Las caras de ella y Roger mientras él la abrazaba describían por completo la foto. Estaban mejilla con mejilla, con una sonrisa de oreja a oreja.
En otra foto se encontraban los cinco; ella en el medio, Freddie rodeándole la cintura con sus brazos, Brian del otro lado, dejándola reposar la cabeza en su pecho, John a un lado del ruloso, mirando con una sonrisa a la rubia, y Roger en el otro costado de Freddie. Todos sonreían a la cámara.
Pudo deducir que la segunda foto sería tal vez en el año ochenta y seis.
—¿Quieren comer algo? —consultó al dejar la bandeja que contenía las tres tazas de té en la superficie de la mesa, haciendo que ellos se den vuelta para verla.
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Reconocida desde pequeña
Losowe¿Cómo sería la vida siendo la hija del gran baterista Roger Taylor? Emilia es reconocida desde pequeña gracias a la fama de su padre. Una chica común y corriente, con problemas como cualquier persona. • • • • • Cabe aclarar que la idea principa...