Capítulo 37

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Anastasia

Mi hijo ¿en dónde está? Me abrazo a mí misma, siento un gran vacío en el pecho. Christian esta con esa gente tratando de encontrar a Teddy, pero aún no obtienen nada. ¿Y si el loco de Jack le hace algo a mi pequeño? Niego y mis lágrimas empiezan a correr de nuevo por mis mejillas.

Necesito estar sola por unos minutos, voy a la recámara que compartía con Christian antes de que me echara de su vida y veo que todo sigue igual, escenas de el con Leila me atormentan, me llevo la mano a mi cabello y camino hacia el sanitario, me miro al espejo y estoy demacrada, mis ojos están rojos e hinchados, tomo una toalla y la mojo, me la coloco en los ojos para que se me baje un poco lo hinchado. Salgo del baño y voy al guardarropa, veo que mis cosas siguen aquí. Tomo un pantalón de mezclilla, una sudadera y unos tenis, me quito el vestido que traigo desde ayer.

Termino de arreglarme y salgo de la habitación, observo a Rachel nerviosa y que sostiene el teléfono en sus manos.

—¿Qué ocurre Rachel? —le pregunto y ella aprieta el teléfono.

—El señor —voltea a ver a todos lados para ver si nadie está cerca— Jack quiere hablar con usted —menciona lo más bajo posible.

Me sorprendo y sin dudarlo estoy dispuesta a tomar la llamada, sé muy bien que no puedo negarme a no responderle a Jack si él es el que tiene a mi hijo.

Asiento y tomo el teléfono entre mis manos, entro de nuevo a la habitación con Rachel detrás de mí.

Saco todo el aire que contengo y contesto—¡Maldito infeliz, devuélveme a mi hijo! —respondo enojada.

—Shhh, vuelve a decir así y no vuelves a ver a tu hijo —menciona enojado— ¿entendiste?

Aprieto el teléfono fuerte como si fuera el cuello de Jack. Trato de controlar toda mi ira.

—¡Dime si entendiste Anastasia! —rechina entre dientes.

—Entendí —le respondo enojada al otro lado se escucha la risa de Jack.

—Muy bien cuñadita, nos vamos entendiendo. Ahora no se te ocurra decir mi nombre sino tu hijo se muere —dice molesto.

—No le hagas daño por favor —le imploro, trato de controlarme, pero mis lágrimas no tardan en salir.

—No lo voy hacer si tú haces lo que te diga ¿Estamos? —de inmediato le digo que si—. Así me gusta, que obedezcas en todo.

—¿Y qué quieres que haga? —preguntó con un nudo en la garganta.

—Grábate muy bien lo que te voy a decir y anota la dirección.

Jack me empieza a dar instrucciones acerca de lo que tengo que hacer, por último, escribo la dirección en donde lo veré para que me devuelva a Teddy.

—Cuidado y le digas al estúpido de mi hermano o a alguien más de esto porque si no jamás volverás a ver a tu hijo. ¿Eso es lo que quieres?

—No, no le hagas nada.

—Entonces has lo que te dije si sabes muy bien lo que te conviene —estoy a punto de responderle, pero al otro lado de la línea ya no se escucha nada, ha colgado.

Mis lágrimas de nuevo corren por mis mejillas, pero me tengo que tranquilizar y hacer todo lo que el maldito de Jack me indico.

Busco una maleta y le pido a Rachel que me ayude, ella duda por un momento, pero le suplico que lo haga, le digo que es por salvar a Teddy y acepta. Camino hacia el despacho de Christian sin que nadie se dé cuenta, sacó la pistola que tiene en el cajón de su escritorio, veo que este cargada por si la tengo que utilizar. Recuerdo que Christian me dio la chequera y la busco, al encontrarla la escondo, esto es por si la tengo que necesitar, salgo de nuevo con mucha precaución.

Amarte es mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora