Capítulo 22

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Christian 

Observo a Ana dormir incomoda en el sillón. No puedo creer que a pesar de todo siga aquí a mi lado. Taylor entra a la habitación y le pido que no haga ruido.

—¿Qué noticias me tienen? ¿Fue mi hermano verdad? —digo con una tristeza. No puedo creer lo que Jack es capaz de hacer.

Taylor me da una mirada seria y niega.

—No señor. Su hermano Jack no fue.

Lo miro sin entender. Esto debe de ser una maldita broma. Jack es el único que siempre ha querido deshacerse de mí.

—¿Cómo que él no fue? —le pido que me dé explicaciones.

—No señor. Ya Welch reviso todo y su hermano no está implicado en esto. Cuando discutió con usted fue por sus cosas y salió de la ciudad. No ha tenido contacto con nadie.

—¿Entonces quien fue?

—Un tal Luke Sawyer.

Ese nombre me suena, miro a Ana que aún sigue dormida. Era su prometido, pero eso no puede ser porque él está muerto.

—Pero él esta...

—Muerto —termina de completar Taylor por mi— Welch investigo acerca de todo ese hombre y en efecto está muerto. Creemos que lo usaron como carnada, pero...

—Jack, mi hermano sabia de él.

—Es que señor, Welch encuentra algo raro en su acta de defunción algo no cuadra en la muerte de este hombre.

—Quiero que no descanse hasta saber si en realidad está muerto y otra cosa busca al hombre que me salvo la vida.

—De hecho, el señor Lewis no se ha separado de aquí.

Frunzo el ceño ese nombre no se me hace conocido.

—Es el hombre que le salvo la vida. Se llama David Lewis. De hecho, ya hablo con la señora Anastasia —dice mirando hacia la dirección de mi esposa.

—Dile que pase, quiero hablar con él y agradecerle yo mismo en persona.

Taylor asiente y se marcha. Recargo mi cabeza en la cama ¿el ex prometido de Ana sigue vivo? Y si es así como reaccionaria ella ¿me dejaría? No, no puede dejarme vamos a tener un hijo. Pero... porque Ana nunca me menciono su nombre.

Escucho que tocan la puerta e indico que pasen. El hombre entra y se ve muy diferente a como lo encontré hace más de cuatro años.

—Por fin voy a poder agradecerle a quien me salvo la vida.

—Así es. Tambien yo debo de agradecerte a ti porque si no, no estaría vivo.

El asiente. Pasamos hablando un rato. Observo como mira a mi mujer.

—¿Es linda no?

—¿Disculpe? —me dice— es que andaba distraído.

—Que mi esposa es linda.

—Si, me recuerda tanto a mi esposa.

—¿Usted era casado?

Asiente —. Perdí a mi mujer en un accidente. Desde ese día mi vida no volvió hacer la misma.

Menciona un poco incómodo.

—Señor Lewis veo que usted es bueno con las armas ¿Dónde lo aprendió?

—Estuve en la marina.

—¿Le gustaría ser mi guardaespaldas?

El me mira sorprendido, pero después asiente.

Amarte es mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora