Capítulo 27

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Anastasia

Trato de detener a Christian, pero no me escucha, me deja tirada en la sala, gritó su nombre, pero no sé detiene. Mi mayor miedo se hizo realidad, él sabe toda la verdad. Rachel me encuentra tirada y de inmediato se acerca a mí.

—Señora ¿Qué pasa?

—Chri... Christian sabe... sabe la verdad... y me corrió —no puedo dejar de llorar. Rachel me abraza—. Me corrió... no cree que nuestro hijo sea suyo.

—Eso no puede ser cierto —asiento— señora usted tiene que estar bien por el bebé y también por la salud de usted.

Rachel me acompaña a la recámara y empezamos a empacar. No me quiero ir, me niego hacerlo. Antes debo de explicarle por qué no lo hice. Me limpio las lágrimas y camino hacia la puerta.

—Tengo que ir hablar con él.

—Señora...

—Tengo que hacerlo, necesito explicarle lo que pasó.

Salgo y camino hacia el despacho. Tomo el valor para hablar con él. Tocó y la voz de mi marido sale ronca.

—¿Quien?

Abro la puerta, me asomo y él me mira, su mirada se torna fría, no hay amor en esos ojos color gris.

—¿Qué quieres?

Deja de mirarme y toma un trago de lo que sea que tiene en el vaso.

—Necesito hablar contigo.

Empiezo a jugar con mis manos. Él se ríe y me mira con coraje, incluso puedo decir que con odio.

—¿De qué? Tu y yo no tenemos nada que hablar.

Mira a Ethan y yo hago lo mismo. Este me mira a mí con lastima.

—Si, tenemos que hablar —mencionó en susurro.

El me vuelve a mirar, su mirada es otra a la que siempre me daba.

—¿Así? ¿De qué? ¡De que todo esté tiempo tú y tu familia me vieron la cara de pendejo! Si es eso ya lo sé, creíste que jamás me enteraría ¿Verdad? Mientras yo te atendía como reina tú te revolcabas en mi cara con ese idiota.

—Yo me retiro permiso...

Christian lo detiene y se levanta. Me mira y habla.

—No Ethan, tú no te tienes que ir, la que se tiene que marchar es esta zo...

—No digas cosas de las que te puedes arrepentir Christian —Ethan lo detiene— y será mejor que me vaya, ustedes tienen que hablar.

Ethan se marcha, solo quedamos Christian y yo. El hace una mueca y se sienta en su silla.

—Habla.

—Todo lo que paso tiene una explicación. Yo no sé cómo Luke llegó aquí. Cuando supe que él fue quien te salvo la vida no lo podía creer. Para mi él estaba muerto. Muchas veces hable con el e hice lo posible porque se fuera, le rogué, le suplique que se marchara. Que tu tarde o temprano ibas a enterarte de quien era, pero no me hizo caso. Se empeño en creer que no te amaba y que tu fuiste culpable de nuestro accidente, que habías hecho lo posible por separarnos y se quería vengar. Me negué a creer esa mentira, a ti te conocí mucho después de nuestro accidente, así que no creí. Te juro que lo que te digo es verdad, te lo juro por nuestro hijo.

—¿Acabaste? Porque ahora soy el que te tiene que decir que no te creo. De seguro sabias que él estaba vivo y lo trajiste aquí ¿Para qué Anastasia? ¿Para hacerme pagar porque te compre? ¿Qué no soy capaz de conquistar a una mujer como él lo hizo? ¿Qué jamás pude ser un Luke? Bueno, bondadoso y no un canalla que con el poder adquisitivo adquiere lo que desea. Pues te salió muy bien porque mira que estoy pagando un precio muy alto.

Amarte es mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora