Todo de ti {Flamantha}

Un risotto y un café para volver a ser feliz

Samantha

Otro día de oficina sin más, lleno de estrés y monotonía, cuando estudie turismo no espere que acabaría así, en una oficina organizando oferta de hoteles, de vuelos, de viejos exprés, antes me apasionaba pero con el paso de los años me di cuenta que no es lo que quería, yo quería viajar, conocer el mundo y enseñar el mundo, pero en cambio siento que estoy estancada, que mi vida se a parado y yo ya no sé qué hacer para que siga firme. Que Mateo después de 4 años me haya puesto los cuernos no ayuda mucho, eso a echo que mi autoestima caiga en picada.

Pero bueno hoy tengo que estar un poco más agradable ya que viene Hugo a casa con el que será mi nuevo compañero de piso, vivo en un ático en el centro de Madrid y antes cuando mateo vivía en casa podía permitírmelo, pero con ahora mi sueldo se va solo en el alquiler así que me e tenido que buscar a un compañero de piso, Hugo cuando se entero me dijo que borrara el anuncio que uno de sus mejores amigos buscaba piso y que si no tendría que dejar la carrera y volver a Murcia por no encontrar nada. Bajo la insistencia de mi hermano no puedo negarme y aquí estoy, camino a casa con más miedo que alegría por ver si no es un crío o un niñato con el que tendré que lidiar mínimo 1 año.

Iba en mi mundo con el maletín en una mano y el móvil en la otra aprovechando el camino para contentar algunos mensajes , estaba apunto de llegar a casa cuando me choque con un crío y le tire la maleta.

-Tenga más cuidado señora- dijo el niñato con una voz tan grave que me vibró el pecho.

-Gilipollas- le dije mirándolo a los ojos y seguí mi camino.

-Vaya humos señora- dijo el crío riéndose. Creo que fue más que evidente que el señora me molestó y el imbécil lo volvió a decir.

Subí a casa echa una fiera y encima Hugo estaba llegando, mi día no podía ir peor, solo espero que el chico sea majo y no me lo ponga difícil porque no estoy para aguantar a nadie.El telefonillo me sacó de mis pensamientos subió las escaleras echo un torbellino y me dio un sonoro beso en la cabeza cuando estuvo a mi lado.

-Hola sami ¿cómo estas?- pregunto Hugo sonriendo nervioso

-Hola bebé, estoy bien y tú,¿que tal?- dije mientras entraba a la cocina a beber agua.

Hugo se quedó en la puerta esperando que el chico que subía en ascensor por las maletas llegara, creo que abrí tanto la boca cuando lo vi que me llego la mandíbula al suelo, el amigo de Hugo era el niñato que acababa de decirme señora, el Gilipollas de la voz grabé.

-No me jodas- dijo el chico al verme.

-Fla está es sam, mi hermana ,estoy seguro de que os llevareis genial- dijo un contento Hugo- Bueno chicos me voy que tengo clase y voy tarde, sam cuídame a Flavio- y tras un portazo salió de la casa dejándome sola con el tío más gilipollas que me e cruzado hoy.

-Así que eres tú , esta señora de 90 años va a enseñarte la casa a ver si está a gusto del jovenzuelo- le dije caminando hacia el. El chico soltó una sonora carcajada que me hizo estremecerme sin entender porque y me siguió.

-Perdona es que no e tenido un buen día y cuando me tiraste la maleta fue la gota que colmó el vaso- dijo el chico mientras me daba una tímida sonrisa.

El chico me conmovió y como no quería que pensara que soy una bruja nada más conocerme acepte su disculpa y yo le pedí disculpas por llamarlo Gilipollas, aunque bajo mi punto de vista estaba más que merecido el insulto. Le enseñe la casa y la que sería su habitación y se notaba la ilusión que le hacía encontrar un hogar, por lo que sé si no encontraba un piso en estos días tendría que volver a Murcia y dejar la carrera así que entendía la ilusión de sus ojos.