FlavioDesperté con un frío terrible, estaba empapado en sudor, era la décima vez que me despertaba en cuestión de dos horas, sam dormía plácidamente a mi lado, estaba tumbada encima de mi y yo intentaba no toser mucho y no moverme para no despertarla, me entró un golpe de tos y ella se despertó asustada, sentía que el aire me faltaba, que estaba entrando en un sueño, que todo se tornaba y se volvía negro, notaba las manos de sam acariciándome la cara, pidiéndome que la mirara, notaba como se me cerraba la garganta, como tenía la nariz tan atascada y me era imposible respirar, la oía llorar, la sentía gritar, golpearme el pecho, pedir ayuda por teléfono.
Abrí los ojos de golpe, agarrándome el corazón, había sido un sueño, podía respirar, estaba bien, ella me miraba con cara de preocupación, con el sobresalto la e despertado y yo solo puedo intentar respirar tranquilo, cierro los ojos y me los froto para acabar de confirmar que ya estoy despierto.
-¿Qué pasa fla?- dijo la rubia tocándome la frente para ver mi temperatura- parece que ya no tienes fiebre.
-No pasa nada, una pesadilla- le dije volviéndome a tumbar, ella me miró con la cabeza de lado y volvió a tumbarse en la cama, se puso de espaldas a mi y yo necesitaba sentirla cerca, tocarla, saber que estaba ahí. Que era real. Sentía que el sueño había sido real, que la vida me gritaba que hiciera algo, que me estaba yendo de su vida, que ella pedía ayuda a alguien más, que yo solo veía el color negro, que el aire se me iba, la garganta se me cerraba, que ya no notaba sus caricias, que sus lágrimas hacían que me debilitara, que la vida pasaba a un segundo plano. Me aferré a su cintura y me permití lo que hacía mucho tiempo que no hacía. Me permití ser débil, me permití romperme, porque aveces romperse esta bien, pero lo importante es saber levantarse, saber que hay algo más, saber que la caída solo servirá para volar más alto. Que el tiempo cura, que el tiempo pasa, que la vida pasa joder.
Tres semanas habían pasado desde que Samantha durmió entre mis brazos, tres semanas en las que no contesto a mis llamadas, en las que huyó de mi presencia, en las que no me abre la puerta de su casa, solo la e visto una vez, y se excuso diciendo que el móvil no le funcionaba cuando Dara le pregunto porque no le contestaba las llamadas, cuando nos vio se acercó a mi hija y la abrazo, vi la culpabilidad en su mirada, y eso me dolió como si de un puñal se tratase. A mi no me miro, ni una mirada me dirigió, intenté retenerla para hablar con ella pero ahí estaba David, apareciendo de la nada, llevándosela de la mano, solo ahí me miro, giró la cabeza, sus ojos gritaban, me gritaban, podía oír como me susurraba que la perdonara por esto, por irse, por casarse, por ser feliz con otro. Yo no tenia nada que perdonar, no tenia que perdonarle nada, nunca. Al revés. Tenía que perdonarme a mi, por no haberla dejado ser feliz antes, por llevar tres semanas suplicándole que hablara conmigo. Agache la cabeza y me di la vuelta, me acerqué a dara y le pedí un abrazo, necesitaba sentir el calor, el amor que solo ella sabía darme, la paz en la que entraba cuando esos pequeños brazos me rodeaban el cuello. Era una sensación única.
La navidad llegó, los nervios de mi hija saltando por toda la casa me hizo tener un ataque de risa, era 24 de diciembre, y aún no habíamos podido poner el árbol, me sentía muy culpable porque a Claudia le encantaba la navidad y nunca hubiera permitido que esto pasase, en Miami las navidades no son como en españa pero nosotros le enseñamos a nuestra pequeña a vivirlas como aquí, el 24 hacíamos vídeo llamada con mi familia y cenábamos juntos, el 25 almorzábamos con la familia de claudia a través de la pantalla, y así durante cinco largos años. Este año Dara me pidió no poner el árbol porque mamá no estaba y yo no sabía decorarlo, eso decía, y yo me reí a la vez q me rompí, no podía creerme aun que mi hija creciese sin su madre, que claudia no pudiese ver cómo crecía Dara, como escribía sus sus primeras palabras, como hacía amigos, como aprendía canciones al piano, no podía creerme que mi hija nunca pudiese volver a abrazar a su madre, así que le compré un billete para Miami y otro para mi, mañana 25 iríamos a ver a claudia, iríamos a llevarle el regalo de navidad, me jure que cada 25 de diciembre iríamos allí, nos sentaríamos con ella y pasaríamos la navidad juntos. Los tres, como siempre.
ESTÁS LEYENDO
Todo de ti {Flamantha}
Fiksi PenggemarSamantha necesitaba encontrar un compañero de piso ya que tras romper con su pareja y quedarse sola en el piso no puede permitirse pagarlo, su hermano hugo le ruega que alquile la habitación ha un amigo suyo que no encontraba piso y necesitaba insta...