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Ya habían pasado dos semanas, era domingo y Jimin se encontraba más nervioso, pues sería mañana su primer día en la universidad.
Se levantó de la cama y en pijama se dirigió a su cocina para hacer su desayuno. Poco a poco se había acostumbrado un poquito más al horario, aunque aún así, todavía le costaba un poco adaptarse a hacer algunas cosas en el tiempo adecuado. Sacó los ingredientes del refrigerador, sus utensilios y comenzó a cocinar, pues hoy igual que ayer iría a la agencia de su padre, pues estaban haciendo audiciones para entrenar a nuevos modelos en Corea, así que en cuanto estuvo su desayuno se dispuso a comer, debía estar listo antes del medio día.

Frente ese departamento, se encontraba un chico pelinegro completamente dormido, con las cobijas por el suelo y a punto de caerse. Era cuestión de tiempo para que el golpe que tuvo en el suelo lo despertara, pues se acababa de caer, bostezó y aún adormilado se levantó del suelo, de repente el olor a comida lo hipnotizó, siguió dicho olor, salió de su habitación, cruzó la sala, luego el comedor y llegó a su puerta principal, en definitiva el olor venía de afuera, salió e identificó el olor, venía del departamento de enfrente, su estómago rugió, ahora tenía hambre, se quedó parado frente a la puerta de frente unos segundos, suspiró. Si no fuese por qué ni siquiera sabe quién vive ahí, ya se hubiese invitado sólo a desayunar. Resignado volvió a entrar a su depa, se dirigió a su habitación tomó su celular y llamó al chef personal de su casa, tenía mucha hambre.

El joven chef manejaba a alta velocidad en dirección al complejo de departamentos de su joven amo, en cuanto llegó, corrió hasta dentro, tomó el elevador hasta el quinto piso, en cuánto las puertas se abrieron salió corriendo de ahí sin percatarse de que alguien iba a entrar al elevador, provocando que ambos se cayeran, inmediatamente el joven chef reaccionó y se levantó para ayudar al chico que había tirado, a recoger sus cosas.

- Lo lamento mucho, de verdad - Le ayudó a levantar su carpeta - No me dí cuenta, llevaba un poco de prisa y...- Lo miró - No puede ser... - No creía lo que sus ojos veían
- No te preocupes, suele pasar - El rubio sonrió.
-¿P-Park Ji-Jimin?-
- Eh... Si jeje... ¿Me conoces?- Se rascó la nuca.
-¡Claro que sí! Eres un joven modelo... Eres muy guapo y famoso y exitoso y..-
- Entiendo, Entiendo - Sonrió un poco apenado -¿Puedo preguntar algo?-
- Claro que sí... Te escucho - Estaba fascinado por estar hablando con una joven celebridad que él admiraba.
-¿Tu crees que mucha gente aquí me conoce?-
- En mi opinión... Talvez no muchas personas, pero sí te llegarían a reconocer unas cuántas -
- Bueno tienes razón - Sonrió, después de todo, tendría una vida un poco más común y normal que antes, eso le gustaba - Gracias y pues... Creo que tenías prisa, así que te dejo -
- Oh cierto... Fué un placer hablar contigo - Estaba realmente feliz y emocionado que había olvidado que tenía que llegar al departamento de Jungkook.
- No es nada, nos vemos - Se despidió el rubio.
- Adiós - Vió al rubio entrar al elevador, en cuánto se cerraron las puertas, corrió hasta el fondo del pasillo.

Estaba tan emocionado por haberse topado con aquel joven hermoso, que no se acordó que tenía prisa en llegar a hacerle el desayuno a Jungkook.
Tocó la puerta un tanto nervioso por lo que le diría el menor.

- Me muero de haaaambreeee.. - Se quejó su joven amo después de abrir la puerta - Pasa - Le dió paso al interior.
- Lo siento joven, con permiso - Se inclino para luego entrar.

Mientras tanto el rubio iba de camino a la agencia, su padre le había mandado un chófer, era un alivio ya que de no haber sido así, estaría en éste momento batallando con su GPS, o talvez ya sé hubiese extraviado.
Llegaron y bajó del auto, ésta vez si venía cubierto del rostro, solo para que no llamará mucho la atención si alguien llegaba a reconocerlo en la calle.

En cuanto entró a la agencia se topó con su padre, después de saludarlo con un abrazo, se dispusieron junto con sus demás trabajadores en imagen y belleza, en sentarse en las sillas respectivas mientras el asistente comenzaba a llamar de uno en uno a los candidatos que estaban esperando en fila, habían demasiados, eso significaba que sería otro día largo.

Nᴏ ᴛᴀɴ... Cʟɪᴄʜᴇ́ ¿? (ᵒ ᵠᵘⁱᶻᵃ ˢⁱ)[𝐾𝑜𝑜𝑘𝑚𝑖𝑛 𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora