Los chicos habían terminado de comer y decidieron volver a los dormitorios
Katsuki estaba saliendo del supermercado cargando las bolsas de la despensa, tratando de no explotar a su querida madre, y es que esta no había dejado de molestar a su pequeño pomerania.
Cuando vió al grupo de nerds y un bebé caminando hacia la salida del centro comercial.– Oh, mira mocoso, ahí está Izuku – comentó Mitsuki acercándose al grupo
– TchY así se encontraba el Dekusquad conversando tranquilamente con la rubia ceniza y su primogénito, este último sólo gruñendo en respuesta y mirando de reojo al infante.
Todos estos ajenos a lo que se avecinaba.
Y es que Shigaraki sí había esperado a que terminasen de comer y ahora se estaba aproximando a ellos.
– ¿Me repites el plan? Ahhh claro, nO HAY PLAN
– Cállate que te van a escuchar y todo se va a ir al caño
– ¡¿QUÉ CARAJOS SE VA A IR AL CAÑO?! ¡NO TIENES NINGÚN PLAN, IMBÉCIL!
– ¡QUÉ TE CALLES, IDIOTA!
– Ya calmense los dos, no quieren llamar la atención y ya dos señoras los voltearon a ver
– ¿Entonces?, ¿Qué vamos a hacer, genio?Tomura lo miró mal e iban a empezar otra vez una pelea, hasta que la única chica habló.
– Yo sí sé que podemos hacer – sus acompañantes voltearon a verla para que siguiera hablando
– Si no se han dado cuenta, hay un niño con ellos– dijo señalando al grupo de personas platicando
– ¿Sugieres un secuestro?
– No es que no me tiente la idea, pero, ¿Qué ganamos secuestrando a un bodoque?
– No perdemos nada con intentarloY así se acercaron más hasta estar a menos de dos metros de los estudiantes.
– ¿Sabes que nos hizo falta?, Condimento
– ¿Disculpa?, Dijiste que eran pocas cosas y mira – dijo alzando las bolsas – ¡PESAN UN DEMONIO!
– Cállate idiota, no me grites, espera un poco, no me tardoY así Mitsuki dejó a los cuatro jóvenes más el bebé en un silencio incómodo.
– Jeje – río incómodo Izuku, rascándose la nuca
– ¿Qué vas a comer, Bakugo? – Iida preguntaba moviendo sus manos
– Qué te importa, cuatro ojos
– Bakugo, sólo estamos haciendo plática, para que esto no sea incómodo – Ochaco decía mientras se ponía a la altura del bicolor, para acomodar un poco su cabello
– Tch, como sea, yo no les pedí que se quedaran
– Pues no, pero lo hicimos para que no te quedarás solito, como perro – fingió una voz triste mientras limpiaba una lágrima invisible, que hizo al niño soltar una risitaY ahí Katsuki dejó toda su actitud de chico malo y miró hacia Shoto para sonreír pequeñito.