Después de media hora intentando callar al niño, todo se encontraba nuevamente tranquilo.
– ¿Por qué hay un bebé en el sillón y por qué Shigaraki me mira feo? – Twice hizo un puchero mientras volteaba a ver a la rubia.
– Porque despertaste a la bola y no dejaba de llorar, por esa insignificante razón – le respondió con una sonrisa sádica el de cabello azul grisáceo.
– ¿Por qué hay un bebé en el sillón?
– Porque me gustan los niños, lo voy a hacer en estofado, ¿contento?
– ¿Vas a cocinarlo? – Dabi palideció – pero hace rato dijiste que no tenía caso ni torturarlo, ¿por qué lo vas a cocinar? – su voz salía entrecortada.
– ¿Estás seguro de que no se te quemaron también las neuronas con tanto uso de tu quirk?, no voy a cocinarlo, idiota, no vamos a atentar en su contra, es un inútil saco de huesos, no se puede defender – respondió sobando el puente de su nariz.
– Pues no digas ese tipo de cosas en un tono convincente, porque me lo creo – dijo cruzándose de brazos haciendo un mohín.
A Tomura ya le empezaba a dar un tic en el ojo.
– Entonces si no te lo vas a comer, ¿Qué vas a hacer con él? – preguntó Twice mirando hacia el sillón.
– Vamos a tenerlo unos días, sus amigos ya han de haber avisado a los héroes, se pondrá interesante.
– ¿Vamos a tener que cuidarlo? – estaba incómodo
– Vamos a ser niñeras Twice, ¿no suena divertido? – Himiko trató de animar a su amigo.
– ¿Con quién se va a dormir? – después de permanecer callado, Kurogiri habló.
– Puede dormir conmigo – se encogió de brazos la rubia.
– No lo creo, tú lo quieres cortar – se negó Shigaraki – se va a dormir con el quemado – dijo con una sonrisa socarrona.
– ¿Por qué conmigo? – se tocó el pecho con indignación.
– Porque quiero y te callas.
– Sí mamá – dijo burlón el pelinegro.
Después de eso cada quien se fue a dormir, Dabi cargando a su hermano hacia su habitación.
