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Estaba dispuesta a todo por salvarlo, no importaba nada más, así que me dirigí a hablar con el Demonio Supremo.

- Acabo de salvarte de las garras de ese tipo y quieres volver. Dijo Will molesto.

- Es necesario hablar con el algo me dice que es lo correcto, el debe saber como puedo entregarle mis recuerdos a Sebastian sin que el los rechace. Le expliqué.

- Espero que sea así niñita, de otra forma todo será un desastre-. Se quejó Grell.

- No era necesario que vinieras Sutcliff-. Dijo Will.

- Pero Will no puedo dejar que estés tanto tiempo a solas con está chiquilla-. Cruzo los brazos.

- Sutcliff-sama no se preocupe yo sólo estoy interesada en Sebastian-. Dije convencida.

- De igual forma Sebastian también es mío así que cuidado con lo que dices-. Dijo alterado.

- Sutcliff silencio-. Atrapó su boca con su guadaña.

Habíamos llegado a las tres puertas pero sólo yo podía entrar al infierno.

- Esperaremos aquí, date prisa-. Dijo Will.

Cuando ya estaba dentro, sentí una presencia detrás de mi, cuando di la vuelta, ahí estaba el demonio supremo, estaba con dos mujeres al lado.

- Así que has regresado después de todo, yo sabía que lo harías-. Se burló.

- ¿Qué debo hacer para darle mis recuerdos a Sebastian?-. Pregunté.

- Vaya, vaya llegas sin permiso y quieres que te ayude, eso no es educado-. Me miro inconforme.

- No tengo tiempo de esas cosas, no hay tiempo-. Me exalte.

- Tiempo, el tiempo es la respuesta que buscas-. Dijo en tono serio.

- ¿De qué hablas? Háblame claro-. Me moleste.

- ¿Sabes realmente quien eres?-. Preguntó curioso.

- ¿Quien soy? Soy Raven Hall no se a que viene esa pregunta-. Me intrigue.

- Abre los ojos y miralo tu misma-. Sus ojos brillaron.

Yo dejé de tener control de mi misma, cuando abrí los ojos estaba frente a una escena de mi pasado, mi nacimiento.

- Que linda es, de verdad es muy linda-. Decían las enfermeras.

- Llevensela a su madre-. Pidio el doctor.

Las enfermeras se dirigieron al cuarto de mi madre, yo camine tras ellas noté que nadie podía verme u oirme, cuando alce la vista vi a mi padre quise llorar, había pasado tanto tiempo que ya casi no recordaba su rostro.

- Su hija es muy hermosa felicidades-. Sonrió la enfermera.

- Gracias, en verdad lo es-. Agradeció mi padre.

Cuando vi a mi madre, fue extraño, ella se veía como mi madre, pero algo no estaba bien, sus gestos, su sonrisa era diferente, además noté que tenía una cicatriz en el pecho, mi madre no tenía cicatrices, y noté algo más en la puerta había una sombra observandonos.

Estaba acercándome cuando fui llevada a otro momento de mi vida, mi madre estaba en el jardín cargandome, estaba cantando una canción.

Si hubieses podido volar
Habria ido a alcanzarte
Porque mi tesoro eres
La razón de mi cantar

Mi pequeña estrella
Debo dejarte ir
Al otro lado del cielo
Donde el me espera.

Jamás había escuchado esa canción, era extraño mi madre nunca la había cantado antes.

- ¡Alejate de ella se que estás aquí, no te la daré!-. Grito mi madre.

Me di cuenta de que aquella figura asechaba de nuevo en las sombras, me acerque para ver quien era mis ojos se abrieron como platos, era Sebastian en su forma demoníaca, no podía creerlo, el estaba ahí observandonos a mi madre y a mi, era imposible.

Finalmente me llevaron a otro recuerdo, era un día lluvioso, yo estaba jugando en la sala, de pronto alguien se acercó, Sebastian había tomado forma de mayordomo ante mi.

- Eres una niña realmente tierna, ¿Qué haces aquí sola?-. Pregunto.

El me cargó y jugó conmigo un rato.

- Algún día serás una gran ama para mi-. Susurro.

Me quedé atónita, el me había conocido desde muchos años antes, sin embargo nunca había mencionado nada.

- Sueltala, ¿Por qué mi hija? ¿Por qué la escogiste a ella?-. Se alteró mi madre.

- Ella se robó mi corazón, y he venido desde muy lejos, cruzando dimensiones, algo muy difícil-. Explicó Sebastian.

- ¡No! No te la llevarás, ella es mi hija-. Gritaba mientras recitaba estas palabras.

"Has de escuchar estas palabras que jamás han sido pronunciadas, que jamás han sido escritas, el sello que se ha roto, las ha conjurado, te someto a ellas, olvida, destruye, renace y desaparece"

Unas cadenas rodearon a Sebastian y desapareció sin dejar rastro.

- ¡Emilie! ¿Qué tienes? ¡Emilie!-. Grito mi padre viendo a mi madre inconsciente.

- ¿Emilie? Ese no es el nombre de mi madre-. Pensé.

Todo era confuso, llegue a pensar que manipulaban mi mente pero algo en mi interior me decía que era verdad.

"Las mentiras, los secretos, son armas que destruyen sin ser armas"

Esto Que Siento ¿Es Amor? (SebastianxTu) (Terminada) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora