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Sabía que había alguien caminando a escasos metros de distancia, siguiendo cada uno de mis movimientos y asegurándose de que no me escapaba del territorio de la manada de Dante. Me encantaría poder decir que estaba molesta porque me estuviesen vigilando, pero lo cierto era que su presencia me aportaba bastante alivio, ya que si perdía el conocimiento, al menos habría alguien cerca para ayudarme.
Podía sentir cómo el matalobos debilitaba mi cuerpo y nublaba mi pensamiento, y sus efectos no hacían más que empeorar cada vez que se aceleraba el ritmo de mi corazón, algo que pasaba muy a menudo gracias al imbécil de Dante. «Eres mi luna». ¡Estúpidos alfas y estúpidos vínculos astrales!
Me apoyé contra el tronco de un árbol al percibir que me debilitaba otra vez. Aquello era insufrible. No podía ni pensar sin que el maldito acónito hiciese de las suyas. No podía correr ni transformarme, y mucho menos analizar la situación en la que me encontraba, porque un breve repaso a lo que había ocurrido aquel día era suficiente para dejarme inconsciente durante horas gracias a la fuerza de mi ira.
Suspiré con resignación y eché un vistazo a mi alrededor, sonriendo inconscientemente al apreciar la belleza del entorno natural en el que se encontraba el asentamiento de la manada de Dante. Llevaba varias horas caminando y por la posición del sol estimaba que debía ser la hora de comer, pero por desgracia no había llegado muy lejos.
Avanzaba a un ritmo tan lento que estaba segura de que si pasaba una tortuga por aquel camino, terminaría ganando la carrera. La persona a la que le habían ordenado que me siguiese tenía que estar muriéndose del aburrimiento, pero por mucho que lo intentase, no lograba caminar mas rápido.
Cada vez que daba diez pasos tenía que detenerme para recuperar el aliento e intentar que mi ritmo cardíaco no se descontrolase, porque si lo hacía, mi estado no haría más que empeorar. El matalobos era una de las peores armas que se podían utilizar contra un lobo y no podía dejar de preguntarme por qué me lo habían inyectado a mí, y más en aquella situación.
Dante me había dicho que había pasado dos días inconsciente y todos se mostraron muy sorprendidos al descubrir que estaba despierta. En la enfermería, Ceylán detuvo sus palabras antes de explicarme qué era lo que había ocurrido, y por el estado en el que me encontraba en aquel momento, intuía que la dosis había sido descomunal, ¿pero por qué?
El sonido del agua se hacía más fuerte con cada paso que daba y no pude evitar acelerar el ritmo al sentir que la humedad del ambiente aumentaba a mi alrededor. Me dolía el pecho y sentía que mi corazón se estaba acelerando, pero no me detuve hasta que mis ojos encontraron el lugar del que provenía aquel maravilloso sonido.
Cuando atravesé la última línea de árboles, abrí la boca por la sorpresa al descubrir uno de los ríos más bonitos que había visto nunca. Su caudal parecía ser bastante profundo y sus aguas cristalinas invitaban a sumergirse en ellas al instante. Al fondo, en la distancia, se erigían las montañas de cumbres nevadas de las que provenían, y solté un suave jadeo al hundir la mano en la corriente y sentir lo fría que estaba.
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La maldición del sol +18 (Completa)
Werewolf-Hombres lobo, romance, aventura- Tras pasar años recorriendo los países del mundo, África decide tomarse un descanso y pasar una temporada en el valle. El pueblo es precioso, sus habitantes encantadores y la naturaleza brilla con luz propia, pero l...