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Hoy sería el gran día en el que te tocaría anunciar el baile de primavera en el cual toda la escuela se ve forzada a participar para obtener puntos extras y por supuesto, tienes a una personita especial que quieres que te acompañe.
— Profesor ¿Me deja darle un anuncio a la clase? —Le preguntaste al maestro de literatura.
— Esta bien, sólo no tardes mucho.
Asentiste y te paraste al frente del salón.
— Diablos, aquí vamos de nuevo —Se escucho la voz de Jackson hasta el fondo y lo fulminaste con la mirada.
— Es rápido, lo único que quiero decirles es que el baile se llevará a cabo el viernes por la noche en el gimnasio, tienen toda una semana para invitar a su pareja y preparar sus mejores atuendos —Hablaste emocionada con una sonrisa pintada en el rostro, cosa que a alguien en el salón le pareció muy tierno.
— ¿Y qué pasa si no voy? —Preguntó una chica al fondo.
— Perderás en todas las materias puntos por actitudinal —Informaste —. ¿Tienen alguna otra duda?
Como nadie dijo nada, le sonreiste al maestro en agradecimiento y regresaste a tu asiento.
— No hay razón para no ir a un baile escolar —Comentó el profe Kang —. Hemos leído libros románticos estos últimos días, puede ser que conozcan a su media naranja este mismo viernes o ya lo conocen y ni siquiera lo saben aún.
— Tiene razón, pero ¿Qué no pasa "eso" solamente en los libros? —Soojin habló.
— Para nada, mi esposa y yo comenzamos a ser novios en el baile de graduación de universidad y ahora tenemos dos hijos y un gato.
Te enterneció el imaginar al señor Kang, tu maestro favorito, rodeado de su familia y disfrutando. Querías algo así en un futuro pero por ahora te confirmarías con que Jungkook diga "si" a la nota que dejaste en su casillero por la mañana sin que nadie lo notara más que Umji y Mía.
Las clases transcurrieron hasta el descanso y le seguiste sigilosamente a donde va a guardar sus libros para el cambio de horario.
Cuando abrió el casillero, justo como lo planeado, una carta cayó de este junto con uno de sus álbumes favoritos de IU, lo supiste gracias a que existe Instagram.
— ¿Y esto? —Se preguntó en voz baja y miro si alguien se encontraba a su alrededor, notaste que eras la única cerca de ahí y no tuviste de otra más que fingir que pasabas por ahí.
— Umh, hola —Saludaste un poco nerviosa.
— Hola _____ —Sentiste mariposas al oír tu nombre y el hecho de que lo sabía —. ¿De casualidad no sabes quién metió esto a mi casillero?
— Yo no fui —Te diste una palmada mental al escuchar tus torpes palabras —. Q-Quizás debas leer esa carta...
Te sonrojaste cuando rió debido a tu actitud. Jeon abrió la carta en la cual le decías que lo esperabas a la salida en la terraza de la escuela y que no aceptará la invitación de nadie al baile hasta saber quién era su admiradora secreta.
— Es anónima —Pronunció.
— Una lástima, tengo que irme Kookie —Agitaste tu mano y supiste que le gustó el apodo que le diste por la forma en la que sonrió, tal y como un conejito.
Las horas pasaron y en cuanto el timbre sonó, tu corazón comenzó a latir a mil por hora.
Lo viste salir y subir las escaleras a la terraza y te decidiste, es ahora o nunca.
— Las veo mañana chicas —Te despediste de tus amigas y ellas te desearon suerte.
Fuiste escalón por escalón intentando parecer segura aunque por dentro estabas hecha un manojo de nervios.
Te paraste en la puerta de la terraza pero nadie se veía allí. Frunciste el seño sin saber precisamente que hacer.
¿Acaso no iría?
— Sabía que eras tú, _____.
Saltaste en tu propio lugar al escuchar su linda voz, volteaste detrás tuyo y de encontraba muy cerca de ti.
— J-Jungkook...yo...
— Esta bien, muy bien —Contestó.
— ¿Q-Qué está bien?
Su boca hizo una sonrisa ladina.
— Que seas tú quien está aquí y no otra chica, es para invitarme al baile ¿Cierto?
Mordiste tu labio inferior y asentiste sin despegar tus ojos de los suyos.
— Mi respuesta es un si, obviamente.
Sonreiste y sin pensarlo dos veces, te mandaste a sus brazos, olíste el suavitel en su ropa y Kook te devolvió el abrazo.
Te despegaste y recordaste el día que lo conociste, esos labios color cereza seguían tentándote a pecar y robarles un beso.
— Hazlo —Habló como si hubiera leído tu mente.
— Yo he dado todos los pasos para acercarme a ti —Admitiste —. Ahora es tu turno.
Y entonces fue el quien te beso.
No saliste decepcionada al desear tan lindos labios que te llevaron al paraíso.
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