La clase por fin había llegado a su fin, anunciada por el timbre del recreo.
Salí del salón y fui a sentarme en el suelo, no muy lejos de la puerta. Saqué mí celular del bolsillo de mis pantalones y traté de concentrarme en la pantalla. Pero no pude hacerlo del todo, ya que el chico nuevo se sentó no muy lejos de mí.
Creo que quiso saludarme, pero no se animó. Y cómo no, con la cara de pocos amigos que yo tenía, no me sorprende.
Finalmente lo ignoré con éxito, y me concentré sólo en mí teléfono. Esto no duró mucho.
—¿Qué se supone qué haces? —interrogué viendo al chico acercarse para ver la pantalla de mí celular.
—Que triste tu vida. —afirmó negando con la cabeza.
—¿Disculpa?
—¿No tienes datos y lo mejor que puedes hacer es jugar al tonto juego ese del dinosaurio? —rodé los ojos con fastidio. Podrá parecer una broma, pero sonaba que estaba hablando en serio.
—¿Quieres datos? —ofreció.
—Tengo datos. —respondí de mala gana.
Él me miró asombrado por un segundo. —Lo que significa que desactivaste tus datos a propósito para poder jugar a ese juego.
—¡Si! ¿Algún problema? —le respondí enfadado, porque él había hecho que me desconcentre, por lo tanto el dinosaurio había chocado contra un cactus.
—Como dije antes, qué triste tu vida. —y volvió a negar.
-
—¿Cómo vas con eso? —y ahí estaba de nuevo. No había vuelto a hablarme en el primer recreo, pero volvió en el segundo.
—No es de tu interés. —traté de sonar lo más idiota posible para que me dejara en paz.
—Claro que sí. Soy nuevo, todos parecen odiarme. Me acerco a ti, que también todos parecen odiarte. Somos del mismo tipo, deberíamos estar unidos.
—¿Es en serio? —había dejado de jugar para mirarlo.
Él sólo se encogió de hombros y se sentó a mí lado. —Siempre logro convencer a la gente con ese tipo de discursos.
—¿Y vas a verme jugar todo el rato? —cuestioné incómodo.
—Oh, lo siento. ¿Quieres conversar? Es que me parecías del tipo que no le gusta hablar.
Yo lo miré sintiéndome un estúpido. Yo solo me había metido en eso. Podría haberlo ignorado hasta que se aburriera, y ahora tenía que charlar, genial.
—¿Alguna vez has pasado a la parte oscura? —pregunté refiriéndome al juego.
—¡No me digas que nunca has llegado a esa parte! —exclamó soltando una carcajada.
—¡Si he llegado! — casi, pensé.
—Claro, claro. —el chico hizo un ademán con su mano y rio una vez más.
—Ni siquiera sé tú nombre, y vienes aquí a burlarte. —respondí sintiéndome totalmente infantil por ofenderme por el juego.
—¡Cómo que no lo sabes! —exclamó ofendido.
—No recuerdo a algunos que son mis compañeros desde hace años, no te iba a recordar a ti. —esta vez si soné como un imbécil, pero la verdad no era mí intención. Solo fui sincero.
—Kim Seungmin. —soltó él con fastidio y cruzó sus brazos.
Me causó ternura y se me escapó una risita.
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𝙱𝚘𝚗 𝙱𝚘𝚗 𝙲𝚑𝚘𝚌𝚘𝚕𝚊𝚝 ; Ryuna
Romantizm[historia editada con dos capítulos extras y epílogo / borrador] .•.°.•. A Yuna se le hace costumbre merendar todos los viernes por la tarde en una cafetería. Ryujin trabaja en esa cafetería. A Yuna le gustan los bombones de fresa. Y a Ryujin...