A Ryujin le había encantado el tono rojizo del cabello de aquella chica. Se dijo que ese era el color de la chica. Había tratado de imaginarla con otro color de cabello, y no pudo. Definitivamente ningún otro se le vería mejor que el rojo.
Se retractó de todo eso en cuanto vio una cabellera rubia asomarse por la puerta de la cafetería, siendo anunciada por la campanita dorada.
Desde la última nota, la ahora rubia había recibido dos bombones más. Y a ella le daba mucha curiosidad saber quién le dejaba esos dulces.
Ese viernes por la tarde, Ryujin temió delatarse. Apenas la rubia se acercó para hacer su pedido de siempre, la de cabello rosado se sonrojó muchísimo. Hasta le temblaron las manos cuando anotó el pedido.
Rogaba para que ese día la chica estuviese ocupada como para charlar. Porque si, Ryujin no se había equivocado al pensar en que la rubia era del tipo de persona que empieza a charlar en la fila del supermercado.
Siempre que realizaba un pedido, armaba una pequeña conversación con Ryujin. Esta última no entendía cómo podía charlar así cómo así, tan sencillamente, con alguien que no conocía.
De sólo pensar en que tendría que mantener una conversación trivial sobre el clima o cualquier otro tema aleatorio, le ponía los pelos de punta. Más en el estado en el que se encontraba.
Agradeció que la chica sólo la saludara y se fuera rápido a su mesa.
Ryujin la observó y notó que la menor tenía muchas carpetas consigo. Pensó que tal vez estaría muy ocupada con la escuela. Rodó los ojos al recordar su propia tarea que ni siquiera había comenzado a hacer.
Decidió no pensar en eso y poner el bombón en el pedido.
El pedido fue entregado y la rubia apenas si pudo terminar los bombones. Había dejado enfriar su café por estar metida entre todas esas hojas de tarea escolar.
Cuando se acordó de la taza, pensó en pedir que la calentaran de nuevo, pero observó la hora de su teléfono, cayendo en cuenta de lo tarde que se había hecho.
Acomodó todas sus cosas aprisa. Sin embargo, dejó un pequeño instante para pedir otro bombón de chocolate y por fin responder a las misteriosas notas.
«¡Hola!, siento no haber respondido antes... Gracias por los bombones. Me da mucha curiosidad saber quién eres. Por cierto, me llamo Yuna.»
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𝙱𝚘𝚗 𝙱𝚘𝚗 𝙲𝚑𝚘𝚌𝚘𝚕𝚊𝚝 ; Ryuna
Romance[historia editada con dos capítulos extras y epílogo / borrador] .•.°.•. A Yuna se le hace costumbre merendar todos los viernes por la tarde en una cafetería. Ryujin trabaja en esa cafetería. A Yuna le gustan los bombones de fresa. Y a Ryujin...