Manito arriba si vienen de Instagram
CAPÍTULO CUARENTA Y DOS
—Muñeca...— algo tibio roza la piel desnuda de mi espalda y yo me remuevo, negada a abrir los ojos.
—Es temprano— me quejo.
La risa ronca y baja de Demian me hace parpadear y resoplar. Tengo que sacar el desastre de cabello de mi rostro para poder mirarlo.
Anoche, cuando llegamos al departamento, caímos en la cama y nos dormimos, solo después de darnos una ducha, cerca de las cuatro de la mañana. Había follado en el coche y para cuando llegamos a la casa, mis ojos apenas podían mantenerse abiertos. La situación de conocer a los amigos de Demian me estresó— de alguna forma positiva, puesto que no lo pasé mal — y mi cerebro se apagó cuando mi cabeza tocó la almohada.
—Tu teléfono está sonando— murmura. Yo tanteo el aire, tratando de alcanzarlo y cuando veo un número desconocido en la pantalla, la declino. Reviso que no haya mensajes de Brass y vuelvo a cerrar los ojos— ¿Nada importante?
—Seguramente eran de la compañía de teléfono— bostezo—. ¿Es muy tarde?
—Las once— me aclara. Me toma buena parte de mi fuerza de voluntad voltearme e impulsarme hasta que mi espalda no toca el colchón. Subo las rodillas hasta poder abrazarlas y suspiro—. Realmente no te llevas bien con las mañanas, ¿No?
—No, las detesto— él se ríe—, no deberían existir.
Demian saca un mechón de cabello que quedó sobre mi rostro y deja su mano en mi mejilla. Esos gestos casi imperceptibles, que ni siquiera son pensados, hacen que mis entrañas se retuerzan.
—Gemma me llamó hace un rato y me dijo que dejó un libro para ti en el club— murmura—. ¿Te hiciste una amiga, muñeca?
Le doy una sonrisa leve y nerviosa.
—Eso parece—le digo—. ¿Te molesta?
—no eres mi esclava, Lianna, no tienes que pedirme permiso para tener amigos.
Parpadeo, con los restos de sueño desapareciendo.
—No, claro que no soy tu esclava.
Sonríe.
—¿Te acuerdas que hablamos sobre esto? — asiento y sin embargo, él agrega—. No me gusta controlar tu vida más allá del plano sexual. A eso me refiero con ser o no una esclava.
—Sí, lo recuerdo— carraspeo—. ¿Así que no vas a enfadarte si digo que ella ayer me dio su número para charlar sobre... algunas cosas? Marianne también se ofreció.
—¿Algunas cosas? — él se apoya contra el respaldo de la cama y pone sus manos en mis hombros, apoyándome contra él— ¿Qué clase de cosas?
—Puntos de vista— comento—, para la tesis.
Su voz es divertida cuando vuelve a hablar.
—¿No soy suficiente para ti, gatita?
Pensando que tal vez habla en serio, levanto mi cabeza y lo miro.
—Sí, claro que sí, es solo que... me estanqué en algunas cosas— le digo—. Pensé que otro punto de vista podría ayudar.
—Entiendo— él me da una sonrisa leve—. Puedes hablar con quién quieras en el club, Lianna, no tienes que pedirme... Bueno, si tienes que pedirme permiso, pero creo que entiendes a lo que voy.
—Ajá— carraspeo y me despego de él para poder mirarlo mejor—. Entonces, ¿No estás molesto?
—Me alegra que estés interactuando con otras personas— le doy una sonrisa sincera—. Les agradaste.
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Sinestesia | SEKS #1
RomanceSERIE SEKS, LIBRO #1 Lianna está a punto de terminar su carrera en psicología, pero su tesis es rechazada. En su intento por buscar información para abordar algún tema controversial, llega a Seks, un club sexual cuyo dueño parece dispuesto a darle u...