Uchiha _____ de 16 años, hermana mayor de Sarada e hija de dos grandes. Tiene una vida normal en la actual Konoha, de vez en cuando ayudando a su hermana con sus tareas o a entrenar y otras fortaleciéndose ella misma.
Pero tampoco es como si estuvie...
Pase un día completo antes de poder siquiera ponerme de pie. El dolor que sentia era insoportable,pero peor me sentía por cada minuto que pasaba sin mi hijo.
Ahora me mantenía apoyada de una mesita junto a la incubadora, era muy pequeño y se encontraba lleno de cables.
--Lo siento Takeo...si, así te llamaras,Takeo-- toque el vidrio despacio antes de mirar a una de las enfermeras. --Disculpe, soy una Kunoichi y tengo una mision importante que hacer....
--lo entendemos Uchiha-San, puede dejarlo en nuestras manos...
--lo vendre a ver siempre que pueda hasta que comience a mejorar-- volvi a mirarlo. --Uchiha Takeo...-- sonreí suavemente.
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Ya con mi ropa puesta,camine tranquilamente por el hospital, era mucho más pequeño que el de mi tiempo...
Me detuve frente a la ventana, Este Konoha era completamente distinta a la actual Konoha. Habían menos edificios, muchos más arboles y no había tantas personas en la calle. Sin duda era bastante tranquilo, incluso no había tanto ruido, apenas si se escuchaban las aves cerca de la ventana.
Segui caminando hasta la habitación donde estaba Sasuke tocando suavemente para finalmente entrar viendo a un pequeño Papá acostado en su camilla.
--hola~ ¿Por que estas aquí?-- pregunte. --no tuve tiempo de hablar contigo.
--¿Kakashi no te lo dijo?-- respondió con otra pregunta sin mirarme --Uchiha Itachi, eso es lo que me paso...
--Uchiha Itachi-- Estaba pegado mirando sus manos frunciendo de vez en cuando su ceño. Se le veía bastante estresado, pensando. --Kakashi dijo que me quedara contigo-- Levanto su cabeza dirigiendo sus ojos negros hacia mi --Así que averiguare cuando te pueden dar el alta y vamos a comere-- sin esperar respuesta alguna salí nuevamente de la habitación.
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Ya el sol había bajado lo bastante como para dejar el cielo de un color rojo-anaranjado y con él mi hambre. Íbamos caminando por la zona comercial de Konoha, muchos olores venían a mi, haciéndome querer entrar a cada uno de los puestos. Pero a Sasuke parecía ni siquiera importarle o tener hambre.
