26. Nosotros en la noche

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Apagó las luces y camino en dirección a la cama dispuesta a descansar luego de un largo día, cuando un ruido en la ventana llamó su atención.

—¿Qué haces aquí?— detuvo su paso para mirarlo con el ceño fruncido.

—¿Ya ibas a dormir? Es muy temprano.

—¿Hatake, a que vienes?.

—Trae tu chaqueta y ven conmigo— le extendió la mano.

—Teng..

—Por favor— insistió interrumpiéndola.

Guardó silencio por unos segundos pensándolo y finalmente tomó su mano.

—¿A dónde vamos?.

—¿Confías en mi?— asintió— entonces solo sígueme.

Salieron por la ventana en dirección al bosque, la chica mantenía el ceño fruncido, pero no quería volver a preguntar.

—Aquí sería un buen lugar para matarme— dijo rompiendo el silencio.

—Uhm, tienes razón, nadie escucharía tus gritos— siguió la broma.

—¿Falta mucho?.

—Aquí es.

Estaban parados frente a un gran árbol que parecía no tener fin.

—¿Me sacaste de mi casa en pijama a mitad de la noche para mostrarme un árbol?.

—Si— sonrió inocente.

—¡Kakashi, me enojas tanto!— le dió un golpe en la cabeza.

—Es..espera —agitó sus manos frente a ella para evitar otro golpe— aún tenemos que subir.

—¡Idiota, cuando logremos llegar al final de este árbol ya habrá amanecido!.

Antes de volver a escuchar otra queja o recibir otro golpe, la tomo por la cintura y empezó a escalar lo más rápido que su cuerpo le permitía.

Una vez llegaron a una altura considerable, la bajo y se sentó en la rama con una pierna a cada lado, recostando su espalda en el tronco.

—¿Te quedarás ahí con los brazos cruzados o me acompañarás?— palmeó el espacio que había en su entrepierna.

Con gran pereza, se acercó a él y se sentó de la misma forma, recostando su espalda en el pecho del chico.

Este saco un libro de su bolsillo y dispuso a leer, mientras que ella observaba maravillada las estrellas. Cada uno en su mundo, pero disfrutando la compañía del otro y de su cercanía.

•  •  •

—¿Qué pasa?— cuestionó al ver que se abrazaba a si misma.

—Nada— dijo tiritando.

—¿Tienes frío?.

—Nop.

—Te dije que traigas una chaqueta.

—No tengo frío.

—¿Y entonces por qué tiemblas?— sonrió de lado.

—Que metiche eres.

—Ven aquí— la rodeó con sus brazos y atrajo su cuerpo al suyo.

Un leve sonrojo se hizo presente en las mejillas de ambos, que en ese momento agradecían no estar cara a cara.

•   •   •

Al cabo de unos minutos el peli plata notó que su acompañante dormía plácidamente en sus brazos, por lo que decidió llevarla de vuelta a su cama.

La alzó con mucho cuidado de no despertarla y comenzó a descender del gran árbol.

Al llegar a la habitación, la recostó y tapo con una sábana.

—¿Qué haces parado ahí?— susurró con los ojos cerrados.

—¿Eh? Yo.. solo— tartamudeó sorprendido.

—Ven a acostarte— giró dándole la espalda.

El enmascarado nervioso se acercó y saco sus zapatos, guantes, chaleco y máscara para finalmente acostarse.

Nuevamente la rodeó con sus brazos y dejó un beso en su cuello, causándole un escalofrío.

—Buenas noches linda.

•   •   •

Buscó con la mano el cuerpo del peli plata, al no sentir nada, abrió los ojos, encontrándose con la habitación vacía.

Miro a su alrededor buscando algún indicio de que él seguía ahí y no se había marchado apenas amaneció.

Pero no encontró nada.

—Soy una idiota— dijo para si misma.

Soltó un bufido y con notable frustración en su rostro se encaminó al baño para seguir su rutina diaria, intentado olvidar lo que paso la noche anterior.

Salió con una toalla envuelta en su cuerpo aún maldiciéndose por enamorarse de alguien que nunca la querría de la misma forma.

Pero quedó inmóvil al ver al peli plateado sentado en su ventana con una bolsa de papel en su mano.

—¡Traje el desayuno!— sonrió achinando sus ojos— ¿por cierto a quién insultabas tanto?.

Negó sonriendo, tal vez estaba equivocada.



;-;


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Kakashi Hatake • One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora