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–¡Que bueno que decidieron si ir a la fiesta del staff! -dijo Netza alegre– no iba a ser lo mismo sin ustedes

Daniela y yo reímos bajito, ya le habíamos dicho a los chicos sobre nuestra decisión de ir a la dichosa fiesta, pero obviamente no les dijimos que Villamil había influido en esa decisión, más que nada, nos sentíamos obligadas a ir por su culpa.
Todos nos encontrábamos en la habitación de hotel de Alexis y Blas -Dani, Piña, Netza, Pascal, yo, dos chicas de área de maquillaje llamadas Connie  y Michelle y obviamente los dos dueños de la habitación por esa noche- porque Blas había prometido tocar una de las canciones de su Banda, yo no se como le hacía para traer a todos lados su guitarra. Todos estábamos repartidos en ambas camas, mientras que Blas estaba sentado en una de las sillas que había en el cuarto del hotel afinando su guitarra.

–A ver, ya voy a empezar -todos le hicimos bulla– esta canción se llama hombre sin nombre

Comenzó a tocar.

Abre los ojos bien, no olvides quien es quien, ahora que estás aquí, el tiempo se detiene.
Baja la guardia, soy real, y ve a través de mí.
¿Quién soy? La luz que todo ve, el viento que todo oye, sed que da la fe, el tiempo que destruye...

Suspire. Me acosté de lado en la cama mirando al techo, Netza imitó mi posición y se colocó justo a mi lado, se pegó a mí para no molestar a los demás que estaban sentados en la cama escuchando a Blas tocar. Lo mire y me sonrió, él se la pasaba sonriendo todo el tiempo.

–¿Que pasa? -me susurró para no interrumpir a Blas, yo me reí muy bajito-
–¿Por qué piensas qué pasa algo? -también susurre-
–No lo se, parece qué pasa algo, pero está bien si no me quieres decir -paró para reflexionar– solo quería que supieras que si necesitas hablar o lo que sea, aquí estoy
–Gracias -volví mi mirada al techo– solo estoy confundida, eso es todo
–¿Con que?
–Una persona
–Ouh
–¡Hey tórtolos! -nos susurró Alexis– no me dejan escuchar

Ambos ahogamos una risa, nos volvíamos a sentar en la cama y volvimos a ponerle atención a Blas, quien ya casi estaba terminando su canción, pero se estaba tomando muy en serio su mini concierto.

–Que bueno que les gusto, les voy a tocar otra canción, esta se llama firmamento

Son la calles que parten la ciudad. Soy la cura que trae la enfermedad. No somos eternos, lo saben mis huesos. Tantos años siendo extraños. Somos laberintos tan distintos. Muéstrame la vida que llevo por dentro, son las luces que refleja el firmamento.

Después de esa canción, canto un par más, hasta que todos decidimos que dejaríamos las demás canciones para otra noche ya que estábamos muy cansados, las primeras en irse fueron Michelle y Connie. Yo me levante de la cama y arrastre mis pies a la puerta de la habitación, mi habitación con Dani quedaba un piso arriba, así que todavía tocaba subir al elevador.

–Nab, voy a estar aquí un rato más, ahora te alcanzo -Asentí con la cabeza a Dani-
–Si quieres te acompaño a tu habitación -me dijo Netza-
–Que lindo, pero no es necesario, tranquilo
–En serio, te acompaño, no es molestia -insistió, yo estaba tan cansada que decidí aceptar-
–¡Yo también los acompaño! -hablo Piña-
–¡No! Engarroteseme ahí marisco, quédate aquí, ya vuelvo
–¿Seguro?
–Segurísimo

Afirmó Netza. Piña se limitó a subir los hombros, restándole importancia al asunto. Netza se hizo a un lado para dejarme salir de la habitación, ambos caminamos dirección al ascensor platicando de varias cosas. Al llegar nos detuvimos frente a la puerta de mi habitación, la abrí.

–Gracias por acompañarme
–Está bien -me sonrió– oye Nab
–Dime
–Con respecto a lo que me dijiste hace rato...

Se acercó rápido y me beso en los labios, yo me quedé parada con los ojos abiertos como platos pero sin apartar la mirada de él, me sonroje.

¿A Dónde Vamos? (Juan Pablo Villamil) {Morat}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora