En la parada, cuando llegaron a su destino, comenzaron a escuchar el sonido de un vehículo acercarse. Los hermanos Pevensie corrieron escaleras abajo para llegar hasta el coche, pero éste pasó de largo, y ellos quedaron decepcionados.River y Olivia bajaron lentamente, y se situaron detrás de los cuatro.
—El profesor sabía que veníamos —comentó Susan.
—Quizá nos etiquetaron mal —dijo Edmund, mirando la etiqueta de cerca que colgaba de su chaqueta.
Nadie dijo nada, hasta que se escuchó la voz de una mujer acercándose, y el sonido de un caballo. Los seis miraron hacia la dirección de donde provenía aquel sonido, hasta que una mujer llegó hasta ellos, montada en un carro, manejado por un caballo. Se miraron entre ellos.
—¿Señora Macready? —preguntó Peter.
—Me temo que sí —contestó la mujer. Llevaba gafas, el pelo recogido en un moño y un sombrero encima—. ¿Eso es todo? ¿No lleváis nada más?
—Sólo somos nosotros —respondió River.
—Pequeños mercedes —esta vez Macready sonrió un poco.
Los seis montaron en el carro, mientras la señora Macready iba dando latigazos al caballo para que se diese prisa.
Después de unos minutos, en los que los seis se quedaron en silencio, empezaron a ver de lejos un edificio enorme. Estaba escondido entre los árboles, pero conforme se acercaban, lo iban vislumbrando con más claridad.
Olivia, sin querer, cruzó miradas con Peter, cuando los dos estaban mirando impresionados los alrededores. Peter le dirigió una pequeña sonrisa, pero Olivia miró a otro lado.
En cuanto entraron, la señora Macready se quitó el abrigo y el sombrero. Tenía el pelo de un color pelirrojo muy claro, casi rubio.
La casa era impresionante por dentro. La decoración impoluta y el techo enorme. ¿Realmente iban a vivir allí a partir de ahora? Olivia casi no se lo podía creer.
—El profesor Kirke no está acostumbrado a tener niños en casa —comenzó a decir Macready subiendo las escaleras con paso apresurado. Su voz era estricta y demandante— y por lo tanto, necesitamos seguir ciertas reglas.
Los niños escuchaban mientras contemplaban cada rincón de la entrada. Acababan de entrar y ya admiraban cada parte de la casa. Era preciosa. Por dentro y por fuera.
—Está prohibido gritar. Y correr. —Peter miró a Lucy con una sonrisa burlona—Y no se hará un uso indebido del montacargas.
Llegaron hasta el final de las escaleras, que daba a una pared con dos escaleras a los lados que daban a la primera planta. En la pared había un busto de color blanco. Susan, curiosa, lo tocó.
—¡No se tocarán las reliquias históricas! —Chilló la mujer dándose la vuelta con los ojos desorbitados, asustando a todos.
Susan apartó la mano con rapidez mientras los demás se miraban riendo por lo bajo, incluso Olivia sonrió.
Ella solía ser una chica alegre, pero la situación se lo ponía difícil.
—Y lo más importante de todo —Macready había llegado hasta la planta de arriba, que daba a una puerta—, está prohibido molestar al profesor.
Olivia pensó que la mujer era muy dramática y exagerada.
[...]
Olivia y River dormían en una habitación, los Pevensie en otra. Macready estaba al tanto de que venían de diferentes familias, así que los acomodó de manera que no tuvieran que dormir juntos.
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Living in Danger |Peter Pevensie|
ФанфикOlivia Kettleburn y su hermano River se ven obligados a luchar por la libertad de Narnia junto a los hermanos Pevensie debido a una profecía. ¿Todo había pasado porque estaba escrito? ¿Les habían dicho todo lo que pasaría realmente? ¿Cuántas cosas...