TREINTA Y UNO

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Eustace estaba escribiendo en su diario. Se sentía atrapado allí, rodeado de descerebrados. Pensaba que sus primos eran los únicos adolescentes tan insensatos, pero al ver que Olivia y River eran iguales, perdió la fe en la humanidad por completo.

«Querido diario:

Ha habido un extraordinario cambio en los eventos. He sido abducido por mis primos y me han llevado hacia aguas inexploradas en un ridículo barco. Lo peor de todo es que tengo que soportar a un ruidoso y molesto ratón. Como si lidiar con mis primos no fuese lo suficientemente malo.

Hasta ahora, cada persona que he conocido en este lugar sufre de una gran paranoia, persiguiendo niebla verde, y buscando a Lords perdidos.

Solo puedo decir que esto es resultado de una dieta inadecuada.

O tan solo están totalmente locos.

El primo Edmund no es la excepción. Pasa cada segundo frotando esa sucia espada como si fuera una lámpara mágica. Es evidente que necesita un hobbie.

La marmota paranoica (Reepicheep) está más loca que mi primo.»

Un pájaro se posó en el saco que escondía a Eustace de los demás. Lo miró de frente.

—Tenemos ratoneras y cosas por el estilo —le dijo al ave—. Hablando de comida, ¿crees que pueda conseguir algo por aquí?

El pájaro no respondía. Solo miraba a Eustace como si se tratase de cualquier cosa y soltaba algún ruido que otro.

—Eh... ¿Por qué hablas con ese pájaro? —le preguntó Tavros, en la proa junto a otro hombre.

—Tan sólo asumí que...

Tavros comenzó a reír.

—¡Le habla a los pájaros!

—Está loco de remate —le siguió el juego el hombre a su derecha.

—Fuera —Eustace movió sus manos delante del ave para asustarla—. ¡Vete!

El pájaro voló lejos de allí. Y Eustace volvió a seguir su escritura.

«Por no hablar de ese bicho enorme y negro que habla. Se pasa el día burlándose de mi. No tiene las suficientes neuronas como para hacer otra cosa.

Lucy cose una mugrosa prenda horrenda. No debería perder el tiempo en arreglar cosas que no valen nada.

Y mejor no digo nada de esos Kettleburn y mi primo Peter. Siempre pensé que Peter era el astuto e inteligente de mis primos, pero me he dado cuenta de que me equivocaba. Es Susan. Es la única que no está metida en todo este lío de locos.

Olivia me cae bien, es paciente conmigo y me cuidó cuando esos asquerosos hombres quisieron venderme. ¡Y me insultaron! Osaron decirme que olía como un minotauro o algo por el estilo.

De todas formas, creo que vomitaré en cualquier momento. Estoy viendo a Olivia y a mi primo Peter lanzándose miradas continuas cada dos por tres. ¿Es que se piensan que somos idiotas? Si no les hemos dicho que vemos que se atraen es porque nos da completamente igual, pero no pueden ser más obvios.

La tonta está al lado de Lucy, y Peter habla con su hermano Edmund y con el ratón. Ni siquiera tratan de disimular frente a sus familias. No tienen respeto.»

Olivia miró a la dirección donde Eustace trataba de esconderse. El muchacho tenía la cabeza un poco asomada para mirarlos mejor. Olivia lo saludó y le sonrió.

Eustace hizo una mueca y volvió a colocarse como estaba antes.

[...]

Living in Danger |Peter Pevensie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora