1940—¡Olivia! —gritó River; el hermano de la chica. —¡Despierta, vamos!
Olivia entreabrió los ojos, desconcertada. En un segundo había olvidado lo que estaba soñando. La expresión horrorizada de su hermano la confundió y entonces sus sentidos empezaron a funcionar.
De fondo se escuchaba un terrible sonido. Las bombas se acercaban. Estaban en peligro.
Olivia no tardó ni dos segundos en destaparse, y se puso las zapatillas, para después agarrar a su hermano de la mano y correr escaleras abajo.
La madre de los dos hermanos agarraba abrigos y, nerviosa, los abrazó y los hizo bajar al sótano de la casa. Los dedos de su madre, Louise, temblaban contra la tela del pijama de la adolescente. Olivia también temblaba, tenía la piel de gallina y notaba cómo su cabeza daba vueltas.
River, como hacía desde que su padre se marchó a la guerra, trataba de mantener la compostura, pues creía que el puesto de macho alfa había sido heredado por él. Aunque Olivia siempre trataba de parecer fuerte, River se empeñaba en que él debía hacer de mano paternal para ella en la ausencia de su progenitor.
—Vamos, Livvy, cariño —le dijo su madre, abrazándola mientras la chica lloraba—. Ya está. Tranquila.
Las lágrimas de la chica rodaban por sus mejillas, y notaba cómo empapaban su cabello y lo dejaban pegado contra la chaqueta de su madre, que le acariciaba el pelo.
River daba vueltas por el sótano mientras escuchaba los aviones aproximarse. Se pasaba las manos por el pelo una y otra vez.
—¡Para de moverte!—Gritó Olivia finalmente.
River paró en seco y la miró furioso, como si ella tuviese la culpa de todo lo que estaba pasando. River era el que peor estaba llevando que el padre de ambos se hubiese marchado, y lo pagaba con su hermana pequeña.
—Haré lo que me venga en gana, ¿entendido?
—¿De verdad vais a discutir en un momento como este? —La madre de los hermanos estaba decepcionada. Era una mujer preciosa, pero los efectos de la guerra estaban creando imperfecciones en ella. Las canas crecían con más frecuencia que antes y sus ojos color miel estaban más apagados de lo normal—. Haced el favor y callad, no quiero escuchar nada más.
—Lo siento, mamá—susurró Olivia.
Su madre la estrechó más fuerte. Olivia quería quedarse en los brazos de Louise para siempre, y si podía dejar de escuchar las bombas, mejor.
—Tengo que llevaros lejos de aquí —dijo finalmente después de un largo silencio.
Olivia levantó su cabeza con el entrecejo fruncido, sin entender lo que su madre acababa de decir. River también tenía la misma expresión.
—De ninguna manera —contestó él tajantemente—. No te dejaremos sola.
—Los adultos no podemos ir a otras casas, lo sabéis. Vosotros podéis ser acogidos en algún sitio, lejos del peligro
—Mamá —habló Olivia, a punto de llorar por solo imaginar lo que sería separarse de su madre y dejarla sin compañía—, siempre viviremos en peligro. Hasta que esto acabe. Da igual si estamos aquí que en otro sitio.
Louise negaba con la cabeza, decidida.
—Lo llevó pensando mucho tiempo, pequeña —contestó—. Sé dónde tenéis que ir. Quería alargar la despedida, pero ya no veo otra opción. —vio que River abría la boca para protestar—. Yo estaré bien. Lo prometo. Siempre podré ir a casa de los tíos, allí estaré acompañada. Pero no conseguiré quedarme tranquila si estáis aquí.
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Living in Danger |Peter Pevensie|
Hayran KurguOlivia Kettleburn y su hermano River se ven obligados a luchar por la libertad de Narnia junto a los hermanos Pevensie debido a una profecía. ¿Todo había pasado porque estaba escrito? ¿Les habían dicho todo lo que pasaría realmente? ¿Cuántas cosas...