TRECE

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Cinco años más tarde

Olivia se miró al espejo. En él veía a la misma muchacha que era cuando la hicieron reina de Narnia. Ahora tenía rasgos de una persona algo más mayor, pero no había cambiado mucho. Su cuerpo, sin embargo, se había desarrollado más.

Llevaba meses depresiva, y la razón era obvia.

Peter llevaba en la guerra contra los gigantes del Norte cinco meses, y no le había escrito ninguna carta.

Después de la coronación, Peter fue lentamente distanciándose de Olivia hasta el punto en el que se pasaba los días planeando batallas y estrategias. Ni siquiera sentía que ellos dos estuviesen juntos, llegó la guerra de los gigantes del Norte y Peter marchó.

Durante su ausencia, tuvieron una guerra contra el reino de Rabadash de Caloremene. Rabadash y su hermano Tash, que les habían pedido la mano a Susan y a Olivia. Ellas los rechazaron; porque ambas amaban a otros hombres. Esto formó una guerra entre ambos reinos, la cual ganaron ellos.

River le pidió matrimonio a Susan; quería que fuese su mujer cuanto antes. La amaba y había temido que se pudiera alejar de él, así que no perdió el tiempo y decidieron que se casaríamos

Sin embargo, Peter no había vuelto y cómo Olivia pensó, ella le importaba un rábano. La profecía se cumpliría con Susan y River, eso estaba claro. Aquella idea la hacía sentir miserable, a pesar de que su hermano y su mejor amiga eran felices entre sí. Pero ella también estaba enamorada y no recibía el mismo amor.

Una chica de diecinueve años necesitaba que le demostrasen que la querían. Y Peter había demostrado que la batalla le importaba más que ella.

Decidió salir a dar un paseo en caballo, y por el campo de entrenamiento encontró a Lucy y a Edmund entrenando. Pasó a su lado para saludarlos.

—¿Qué haces por aquí? —Preguntó Lucy bajando la daga que tenía en su mano.

Lucy ya tenía quince años, la edad que ella tenía cuando llegó a Narnia. Y Edmund tenía diecisiete. Habían crecido mucho y los dos eran apuestos y valientes. Había estrechado mucho su amistad con ambos y normalmente hablaba con ellos sobre sus penas sobre Peter, ya que la entendían.

—He pensado que me venía bien un poco de aire fresco —explicó ella—, pero no tardaré mucho. A la hora de la cena estaré aquí, aproximadamente.

—¡De acuerdo, ten cuidado! —exclamó Edmund.

Olivia montó en su caballo David durante minutos, casi una hora, y se adentró en el bosque. Finalmente, llegó hasta un faro cuyo fuego en el interior crepitaba con intensidad.

A Olivia, ese faro le sonaba de algo, se le hacía familiar. Decidió seguir adelante en caballo, hasta que encontró algo muy extraño.

Unas pieles de animal colgaban entre unas ramas.

—¡Soo, David! —gritó al caballo. El animal paró en seco, y Olivia bajó de él.

Se acercó a aquellas pieles. Eran abrigos.

Se adentró entre aquellas ramas, para descubrir qué ocurría allí. Mientras avanzaba, más calor tenía, y notaba que su cuerpo iba cambiando.

Entonces dio contra una puerta medió abierta y cayó mientras la abría hacía un suelo sólido.

—¡Auch! —Gritó cuando se estrelló contra la madera.

La puerta de la habitación se abrió, y de ella entró Digory Kirke, con una pelota en su mano. 
No le dio tiempo a decir nada al ver a la muchacha allí, porque el armario volvió a abrirse junto con unos murmullos, y cinco cuerpos más cayeron sobre el suelo.

Living in Danger |Peter Pevensie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora