TREINTA Y OCHO

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Caspian comenzó a bajar de la proa dirigiéndose hacia el Lord anciano, y el hombre, asustado, retrocedió.

—¡No os pertenezco!

Ya no parecía tan valiente, ahora huía despavorido.

—¡Bajad las armas! —todos obedecieron a Caspian—. ¡Subidlo a bordo! ¡Rápido!

Entonces un ruido se escuchó detrás del Lord, y un gran cuerpo volando surgió de entre las tinieblas. Eustace apareció por detrás y agarró con sus zarpas al anciano. Después se dirigió hacia el barco y dejó al hombre en la cubierta.

Lord Rhoop se retorcía.

—¡Cálmate, mi Lord! —gritaba Caspian.

—¡Déjame en paz, demonio!

—No, mi Lord —respondió Caspian sin alterarse.—No estamos aquí para hacerte daño. Soy tu rey, Caspian.

—¿Caspian?

El hombre abrió mucho los ojos, y se giró para mirarlo con sorpresa.

—¡Mi señor!

Entonces se acercó a él, arrodillado, y alzó su mano para tocar su rostro.

—¡No debías haber venido!—se lamentaba el anciano. Luego se levantó y dejó ver que era más alto que el rey—. ¡No hay forma de salir de aquí! —luego miró a la tripulación—. ¡Rápido! ¡Dad la vuelta al barco antes de que sea demasiado tarde!

—¡Tenemos la espada, vámonos! —accedió Edmund.

—Regresemos, Drinian —habló Caspian.

—Sí, Su Majestad.

—¡No penséis! —chilló Lord Rhoop alzando su mano y mirando hacia los hombres— ¡no le dejéis saber vuestros miedos! O si no —se movió como un poco—, se convertirá en ello.

Edmund cerró los ojos con fuerza y se lamentó.

—Oh, no...

—¡Edmund! —chilló Peter—. ¿En qué acabas de pensar?

—¡Lo siento! —exclamó, sintiéndose culpable.

El corazón de Olivia latió con fuerza. Vieron cómo Edmund corría hacia un borde del barco y miraba al mar. Entonces contemplaron con terror cómo un cuerpo gigante y escamoso se sumergía en el interior del agua.

El barco se sacudió y todos cayeron al suelo entre gritos.

Peter corrió a ayudar a Olivia, y los dos corrieron hacia Caspian y Lord Rhoop.

—Mirad —exclamó Caspian señalando el cuerpo escamoso cruzar el agua al lado del barco—. ¿Qué es eso?

—Es muy tarde —se lamentaba el Lord. —¡Es demasiado tarde!

Olivia miró a Peter con los ojos muy abiertos, apretando el brazo del rubio.

—Es una serpiente marina —le dijo con nerviosismo—. Ed ha pensado en una serpiente marina.

—Lo voy a matar —susurró Peter cerrando los ojos, furioso.

—No hará falta, nos va a matar eso —comentó Olivia tragando saliva, mirando hacia aquel cuerpo gigante que nadaba peligrosamente cerca.

Peter y Olivia vieron cómo Gael caía hacia el otro lado del barco, cerca de donde pasaba la serpiente. Lucy se dio la vuelta.

—¡Gael!

Entonces desde ese lado del barco se pudo ver al fondo un cuerpo surgir entre el agua y la neblina. Era una criatura propia de historias de terror.

Living in Danger |Peter Pevensie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora