TREINTA Y DOS

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Al día siguiente, Olivia y Peter despertaron por los gritos de Caspian y Edmund. River despertó y comenzó a mirar a todos lados, nervioso.

—Peter —lo llamó Edmund. Los tres chicos miraron cómo Peter se separaba rápidamente de Olvia—. Uh... —se rascó la cabeza, pero luego siguió hablando preocupado—. Lucy ha desaparecido.

Peter se levantó en un segundo y miró a la arena, a la manta donde Lucy se quedó dormida la noche anterior. Estaba vacía. La respiración de Peter comenzó a agitarse y se puso nervioso.

—¡Lucy! —Gritó con todas sus fuerzas.

Olivia se levantó, medio dormida, y comenzó a gritar el nombre de su amiga, muy preocupada.

—¡Todos, levantaos! —Gritaba Caspian a toda la tripulación.

Los hombres del barco se fueron desperezando, pero se levantaron en cuestión de segundos y sacaron sus armas. Eustace seguía dormido, roncando como un cerdo.

—¡Arriba! Arriba he dicho —seguía diciendo Drinian a los hombros que estaban tumbados.

Olivia desenvainó su espada y se puso a caminar junto con los chicos. Parecía que los Pevensie y Caspian miraban el suelo.

—¡Por aquí! —gritó Peter con mucha determinación, siguiendo unas huellas enormes en la arena.

Olivia las miró de cerca. Era como huellas de gigantes. Debían haberse llevado a Lucy. Un escalofrío le recorrió por la espalda.

En cuestión de segundos todos habían salido de allí y se adentraron en la isla en busca de la chica. Eustace se quedó atrás, aún roncando.

Entre gritos y llamadas, buscaron a Lucy durante minutos que parecieron horas. El bosque en el que se adentraban estaba lleno de arbustos y árboles muy inusuales. No tenían un aspecto de un bosque normal, es como si los hubiesen podado con formas de espirales, bolsas y otros tipos de árboles que jamás habían visto. Era una isla muy peculiar.

—¡Lucy! —gritaba Olivia, desesperada.

Peter y Edmund miraban a un lado y otro sin parar, frenéticos. Estaban realmente preocupados por su hermana. No había ni rastro de ella.

Finalmente, llegaron hasta un lugar donde los árboles y arbustos se juntaban más. Edmund se agachó y agarró algo del suelo.

—La daga de Lucy —dijo muy serio.

Todos se acercaron hacia él. Entonces una serie de lanzas se clavaron junto a ellos. Gritaron y alzaron sus armas, apuntando hacia la dirección de donde eran lanzadas. Pero no había nada.

Más hombres gritaron a medida que las lanzas se clavaban a centímetros de sus cuerpos.

Peter se apresuró a pegarse junto a Olivia, para protegerla.

—¡No os mováis o pereceréis! —gritó una voz grave y tosca. Todos miraron a todas partes, buscando al hombre que había dicho eso.

No había nadie.

Entonces le arrebataron la espada a Caspian, después le dieron una patada a Peter en el estómago y lo lanzaron al suelo. Eran como cuerpos invisibles atacándolos.

Olivia gritó y con su mano y su anillo apuntó hacia un cuerpo invisible que atacaba a Edmund, haciendo que el aire lo llevase contra un árbol. Se escucharon dos voces gritar.
Alguien le golpeó en la mejilla y la hizo caer al suelo con fuerza.

—¿Qué tipo de criaturas sois? —preguntó Caspian desde el suelo.

—¡Enormes! —rugía una voz. —¡Con cabeza de tigre y cuerpo de demonio!

Living in Danger |Peter Pevensie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora