OCHO

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El bosque comenzaba a verse marrón y verde con preciosas flores. Los cinco empezaron a tener mucho calor y se deshicieron de sus abrigos.

Peter, Susan y River se quedaron con las camisas que habían llevado hasta ahora, pero Susan con una falda. Lucy llevaba un vestido con un cuello redondo. Olivia llevaba una camisa también de color amarillo y una falda roja. Antes llevaba un jersey del mismo color que la falda, pero lo dejó atrás junto al abrigo.

Andando, Peter llegó hasta ella.

—Fue increíble eso que hiciste en el río —comentó—. ¿Cómo supiste hacerlo?

—No lo sé, fue el anillo —Olivia se encogió de hombros—. Realmente fue él. Era como que me incitaba a usarlo, ¿sabes? Y lo que hice fue imaginar con todas mis fuerzas lo que ocurrió.

—Pues es un objeto muy valioso. Si aprendes a utilizarlo serás poderosa. ¿Lo sabías?

Olivia le miró con dulzura, Peter le hizo sentir un cosquilleo en el estómago al mirarla de esa manera.

Estaba claro.

Le gustaba Peter.

Llevaba ese tiempo tratando de desechar esa idea. Pero ya no lo podía negar. Le gustaba mucho aquel rubio.

—Yo, en cambio... Fui débil. No me atreví a actuar.

Olivia frunció el ceño y puso su mano en el hombro de Peter.

—Tranquilo. —Peter tenía una expresión de pena—Es normal. No estamos acostumbrados a esto. Yo tampoco lo he asesinado, nos he salvado de otra manera. Necesitamos tiempo.

En ese momento comenzaron a avistar un campamento. Habían carpas de colores cálidos; rojo, naranja, amarillo. Habían muchos animales, y lo que parecían personas... no. Eran criaturas mágicas. Centauros.

Un cuerno sonó a lo lejos. En una pendiente un centauro hacía sonido de llamada.

El césped estaba verde y de él florecían flores preciosas de todos los colores. El invierno había acabado oficialmente. Había terminado después de cien años.

Lucy se dio la vuelta para ver cómo unas flores formaban la figura de una persona en el aire que la saludaba. Ella le saludó de vuelta con alto de timidez.

—Vamos, Lucy —River la ayudó a seguir dándole la mano.

En cuanto se adentraron en el campamento, todos los presentes se fijaban en ellos. Se sentían observados por todo el campamento allí presente. Caminaban por un paseo rodeado de animales preparándose.  Pero paraban de hacer sus tareas en cuanto los veían.

Un enano confeccionaba un escudo, un centauro llevaba un cubo de madera en los brazos, otro posaba una bandera con el mismo logo del león rugiendo de los escudos de los mayores de los hermanos, otro afilaban sus espadas mientras un leopardo se movía entre ellos.

Todos se quedaban parados en cuanto los veían, con sorpresa notable.

Olivia se dio la vuelta, otras criaturas los seguían por detrás. Cada vez que pasaban al lado de un grupo, ellos los seguían.

—¿Por qué se nos quedan mirando? —preguntó Susan.

—Quizás creen que tienes un aspecto gracioso —contestó Lucy en broma haciendo reír a Olivia.

—Deja de arreglarte. Te ves preciosa. —le decía el castor a su mujer, que no paraba de pasar sus garras por el pelaje marrón de su cuerpo.

Llegaron hasta una gran carpa roja con detalles amarillos. Ondeaban muchas banderas, y un centauro los esperaba subido a un pequeño relieve de piedra. Los hermanos Pevensie pararon junto con los Kettleburn.

Living in Danger |Peter Pevensie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora