DIEZ

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Esa noche, mientras Susan y Olivia dormían plácidamente, Lucy despertó por el ruido de alguien caminando por el campamento. Entonces vio una sombra grande con forma de león pasar al lado de su carpa.

—¡Susan! —su hermana abrió los ojos—. ¡Olivia!

Olivia tardó un poco en abrir los ojos también, pero se despertó. Lucy señaló la sombra de Aslan pasar por su lado. Las tres agarraron sus abrigos y armas y salieron de la carpa. Aunque Olivia llevaba su anillo puesto, decidió coger una daga que tenían en la mesa, por si acaso.

Cuando salieron de la carpa, Aslan ya había girado detrás de una piedra. Las demás lo siguieron por detrás con sigilo, para que no las viera. Olivia se preguntó a dónde iría a esas horas de la noche a solas.

Aslan se adentró al bosque, andando cabizbajo, parecía triste.

Las chicas se escondían detrás de los árboles para no ser descubiertas.

Finalmente, Aslan habló. Aunque no les sorprendió que la descubriera sin siquiera haberlas visto. Las había sentido.

—¿No deberíais estar en la cama?

—No podíamos dormir —mintió Lucy, saliendo del escondite.

Susan y Olivia se acercado también a Aslan.

—Por favor, Aslan —le dijo Olivia—, ¿no podemos ir contigo?

Aunque no sabía a dónde iba.

—Me gustaría tener compañía un rato. —respondió.

Lucy se agarró al pelaje del león, y Olivia hizo lo mismo en el otro lado, junto con Susan. Así, caminaron junto al león a lo largo del bosque.
—Gracias —les dijo.

Después de unos minutos caminando en silencio, para Aslan aquella compañía había sido suficiente, y estaba demasiado tenso y sin esperanza como para que las niñas siguieran mirándolo de esa manera. No así.

—Ya es hora —anunció.—A partir de aquí tengo que ir yo solo.

—Pero, Aslan... —intentó contradecirle Susan.

—Tenéis que confiar en mi —aún así, Olivia tenía un mal presentimiento—. Hay que hacer esto.

Pero... ¿el qué?

—Gracias, Susan. Gracias, Lucy. Gracias, Olivia. —las tres lo miraron con pena—. Y adiós.

Olivia quiso correr tras él, abrazarlo, protegerlo. Pero sabía que él no lo permitiría, por alguna razón, no quería que ellas presenciaran algo.

Susan les indicó por dónde debían andar para poder ver a dónde se dirigía sin que él lo supiese. Él ya se alejaba de ellas sin mirar atrás. Lucy y Olivia la obedecieron.

Llegaron hasta una pequeña pendiente, cerca de un lugar lleno de criaturas ruidosas. Podían ver perfectamente lo que ocurría.

—La Mesa de Piedra —susurró Olivia.

Habían muchas antorchas, con fuego refulgente y amenazador. Habían monstruos de todo tipo, y al final de las escaleras de piedra, Jadis, la Bruja Blanca, subida a una plataforma de piedra. La Mesa de Piedra.

Aslan comenzó a subir las escaleras de piedra, rodeado de monstruos a sus dos lados. Todos se burlaban de él. Ninguna de las tres comprendió por qué él había ido hasta allí, ni por qué permitía aquella situación.

Aslan llegó hasta arriba, y quedó a unos metros de Jadis. Ella ya no iba con su gran vestido blanco, ahora llevaba uno ajustado de color negro, dándole un aspecto más amenazador y peligroso.

Living in Danger |Peter Pevensie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora