19 - Epílogo

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Habían pasado 3 meses desde que habían vuelto a casa, pero era el primer día que Rodri se acercaba a la habitación donde guardaba su piano desde aquella noche en la que Pascu le había pedido que viera a un psicólogo para superar sus miedos.

Había aceptado ir a terapia y se sentía menos ansioso, había estado haciendo los ejercicios que le ordenaron de manera obediente y obsesiva y había recuperado gran parte de su movilidad, por lo que creía que era hora de enfrentarse a su mayor miedo.

Anímicamente también se sentía preparado. Sabia que fuera cual fuera el resultado, Pascu no dejaría de amarlo y seguiría estando a su lado.

Sin embargo, ese paso final había decidido que quería darlo solo y Pascu respetó eso. Sabía que cuando él estuviera preparado lo haría y no le avisaría, por lo que nunca le presionó para que lo intentara ni le preguntó nada al respecto. Simplemente estuvo a su lado intentando sanar su espíritu a la vez que las heridas en su cuerpo mejoraban, y Rodri le agradecía y le amaba aún más por eso.

Aprovechó un momento en el que Pascu dormía para deslizarse en la habitación y averiguar si era capaz de plantarse frente al piano y enfrentar a su miedo y a si mismo. Se conformaba con ser capaz de entrar a la habitación sin sufrir un ataque de ansiedad, pero nada más abrir la puerta y ver todo tal como lo había dejado meses antes, su músico interior quiso reclamar lo que le pertenecía. Estaba ansioso como si fuera a reencontrarse con un antiguo amor y a la vez aterrado.

Se sentó temeroso frente al instrumento y se repitió a si mismo varias veces que todo estaba bien y que aquello ya era un gran paso y ya podía retirarse por ese día, pero su músico interior era ambicioso y quería más.
Temblando deslizó un dedo por las teclas. La familiaridad del sonido le provocó un escalofrío que le hizo estremecerse.

Respiró profundamente varias veces intentando calmarse, con las manos apoyada en las rodillas hasta que estas dejaron de temblarle sin control y pudo extenderlas frente a él. Se alegró de no estar hiperventilando, simplemente estaba nervioso y deseoso de comenzar.

Con los ojos cerrados estiró los dedos y tocó un acorde simple.

Luego otro. Y otro.

Continuó despacio dando tiempo a sus manos a reconocer el instrumento, probando acordes y arpegios aislados durante largo rato, obligándose a ser paciente. Como si fuese un amante que vuelve tras un largo tiempo, comenzó a recordar la forma correcta de acariciar las teclas, los puntos que debía estimular para obtener la nota que deseaba.
Lentamente y con un poco de inseguridad empezó a tocar una melodía simple como las que tocaba en sus años de estudiante. Al primer error, decidió iniciar nuevamente la misma melodía. Sus manos ansiosas deseaban abarcar todo el instrumento y eso le llevó a errar un par de notas nuevamente, pero esta vez siguió adelante con la ejecución.

Fue ganando valor mientras sentía sus dedos recorrer las teclas cada vez con mayor naturalidad, feliz de reencontrarse con su primer amor. Sin darse cuenta comenzó a encadenar otra melodía un poco más compleja para probar sus límites. Sentía como sus hombros iban relajándose poco a poco, sus manos respondían cada vez mejor al llamado del piano y sabían donde debían esperar para crear el siguiente acorde. Se permitió acompañar el final de la melodía con un tarareo, su amante le había recibido con los brazos abiertos y realmente estaba disfrutando el momento.

Soltó un largo suspiro al terminar, tenía una sonrisa en los labios y temblaba de emoción.

- Eso fue hermoso - Una voz familiar que venía desde la entrada de la habitación le sacó de su trance, abrió los ojos y se volvió sorprendido.

Pascu se encontraba con los brazos cruzados recargado en el marco de la puerta con una sonrisa. Sus ojos brillaban llenos de emoción.

-G-gracias. De pronto quise intentarlo hoy, no se por qué. - dijo tímidamente. - Perdona si te desperté.

-¿Cómo te sientes? - preguntó Pascu nervioso. Había soñado con ver a Rodri tocar nuevamente desde que vio sus heridas por primera vez, pero le preocupaba la estabilidad emocional de su chico.

- Creo que estoy listo para volver a intentarlo - le respondió con una sonrisa encantadora. Vio a Pascu acercarse y depositar un tierno beso en su cabeza, lleno de orgullo y alegría.

- Me encantaría escucharte esta vez, si no te molesta- dijo tomando asiento a su lado. - Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti, Rodri.

- Gracias.... Pero no esperes mucho, esa pieza sencilla igual me ha costado un poco...

- Ay, Rodri - le interrumpió tomando su rostro con una mano para darle un largo beso que el otro recibió feliz.- Deja de ser tan exigente contigo mismo, lo hiciste perfectamente. Simplemente toca lo que quieras. - dijo besando uno a uno sus dedos con delicadeza. - Solo quiero disfrutar este momento contigo.

Rodri asintió y se volteó hacia el teclado. Empezó a tocar una melodía sencilla y pronto escuchó a Pascu cantar a su lado. Comenzó a cantar con él y sus voces llenaron toda la habitación.

Y Rodri se sintió completo.

~ ~ ~ ~ ~ FIN ~ ~ ~ ~ ~

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