Tormenta

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El cielo se caía a pedazos y yo contemplaba aquel espectáculo en primera fila.
Observaba el séquito de los relámpagos acercándose y el trueno en mis tímpanos. El dolor en los hombros era casi inenarrable. Tres días yací allí sin probar bocado ni beber ni una pizca de agua.

Agradecía que la naturaleza refrescaba mi garganta sedienta con su néctar del cielo.

El lobo se había marchado y olvidado de mí.

Tenía el estómago contraído y los labios partidos del frío. Ya no sentía las piernas y mi visión estaba borrosa. La respiración era casi metódica, lenta. La muerte me respiraba en la nuca con su aliento gélido mientras el agua me rodaba por el rostro.
En mis muñecas, el agua bajaba de color rojo debido a las heridas abiertas sobre mi piel debido al roce de mis ataduras. Me resultaba patética mi existencia allí, atado al tronco de un árbol, meado encima, hambriento y débil. No comprendía como un depredador no me había visto como una presa sencilla durante todo ese tiempo.

Ah, era obvia la razón. Aquel era el territorio del lobo plateado...

El que me había hecho levantar la mirada de sorpresa y ahora me liberaba de mis ataduras. Yo no pude intentar moverme y mucho menos escapar. Estaba en su forma humana que apenas había visto en la lejanía mientras conseguía leña...

Alto, de piel cobriza y muy fornido. Cicatrices abundándole sobre la piel, en especial aquella que marcaba su rostro en diagonal, probablemente fruto de alguna pelea con un oso. En medio de toda su cara de mármol, dos pepitas de oro brillaban como soles.

Soltó el metal de un tirón, provocando un espasmo en mi cuerpo ante su sobrenatural fuerza. Me levantó cual saco de trigo y me puso en su hombro. La mejor manera de describir mi actitud es cuando la mamá perro agarra a uno de sus cachorros por el morro y éste se queda inmóvil. Solo me limité a agarrarme de su espalda desnuda y palpé los surcos de sus cicatrices.

Fue la primera vez que toqué su piel.

Luego me llevó a su cueva, para refugiarnos de la tormenta.

No caigas en la trampaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora