Traidor

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El cuchillo en mi mano había dejado de temblar. La mujer había dejado de respirar. El sacrificio estaba hecho.

Staz observaba desde una esquina contento. Prius continuaba preparando el ritual mágico. Aún no comprendía porqué había aceptado hacer esto. La bruja estaba muerta pero el "Ahogo del bosque" no se detenía. Las hojas seguían volviéndose negras y desintegrándose hasta llegar a las cenizas. Los pájaros caían muertos desde su alto vuelo y los gritos de auxilio de los espíritus menores resonaban como estridentes alaridos de ultratumba.

—Tu valentía me ha sorprendido muchacho. Tienes la valentía de un lobo —declaró Prius mientras desollaba a un conejo para obtener su piel para el encantamiento. 

Ver aquello ya no me causaba repulsión. Staz había hecho peores cosas y el aprender magia conllevaba realizar los actos más atroces y crueles. La magia era un arma de doble filo y los guardianes como Staz debían de mantenerla lejos de intrusos.

No caigas en la trampaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora