Páginas rotas

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Si encuentras este diario, quiero decirte que se perdieron muchas páginas de mi hisotria...

Ya no me alcanzó la tinta para escribirla.

Lo que escribiré aquí lo haré con mi sangre.

-

No te diré mi nombre. Ya no me conocen de esa manera.

Ya no soy humano.
Me volví un demonio.

Los humanos me volvieron un demonio.

Y mi historia está plagada de desdicha, matanza y odio.

Como la humanidad me corrompió al enviarme aquí como ofrenda, a las fauces del lobo.
Una escabrosa tradición.
Sacrificar un alma inocente y ofrecérsela al demonio.

O eso creí yo...

Lo que ellos no pensaron es que el demonio se pondría de mi lado y me diera el poder necesario para destruirlos.

Me mostró el infierno con sus ojos de oro. El infierno en donde vivían los humanos.
Necesitas criaturas infernales para combatir demonios.

"El demonio del bosque", así lo conocían.
Pero Staz no era un demonio. Él era un contemplador.
Era justo con todo su entorno, mantenía el equilibrio en el bosque y la armonía reinaba con cada paso que daba.

Sin embargo, cualquiera puede ser un demonio en los ojos de los demás.

Los de mi pueblo me enviaron a morir al bosque, sin motivo alguno. No les importaba ver a un idiota morir.

La bruja tenía el delirio de calmar el hambre del demonio.

Los idiotas que me condujeron a mi muerte querían ese sentimiento de saber que habían matado a alguien.

El mago quería el poder y la gloria de haber asesinado un espíritu del bosque.

La pitonisa y su sirviente querían contar mi historia para hacerse famosos de pueblo y pueblo.

Y los de mi pueblo... Bueno, yo no era nada para el pueblo.
Era un sin nombre.
Sin familia, sin parientes.
El que había sido encontrado por unos jinetes junto al cadáver de mi madre devorado por gusanos.

O eso me habían contado.

Yo no servía.

No servía para convertirme en uno de ellos...

Y quizá por eso el destino me trajo hasta aquí.

Era mi destino tomar el relevo que él me dejó.

Y yo lo haría con gusto.

Porque eso es lo que él me dijo que significaban los sacrificios. Eso estaba escrito.
Era su búsqueda por un nuevo guardián espiritual.

Y ahora él y yo eramos uno.
Solo que él es un ser de luz y yo me había convertido en uno de sombras.

Me convertí en su sombra...

No caigas en la trampaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora