Cuando llovieron margaritas

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Una mañana desperté rodeado de margaritas. Las tenía por todas partes. Sobre mi cuerpo, alrededor del césped a medio congelar y en mi cabello. Parecían recién cortadas, indicios de que la primavera daba sus inicios.

Me levanté de mi lecho, desperezándome cual gato ocioso y sonreí con dulzura.

En la lejanía oí un aullido de tonos alegres.

Mi brazo me dolía demasiado y me sentía débil pero adoraba que Staz me mantuviera con esperanzas de que todo saldría bien.
Aunque mi mente y mi cuerpo digan todo lo contrario...

No caigas en la trampaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora