Una mañana desperté rodeado de margaritas. Las tenía por todas partes. Sobre mi cuerpo, alrededor del césped a medio congelar y en mi cabello. Parecían recién cortadas, indicios de que la primavera daba sus inicios.
Me levanté de mi lecho, desperezándome cual gato ocioso y sonreí con dulzura.
En la lejanía oí un aullido de tonos alegres.
Mi brazo me dolía demasiado y me sentía débil pero adoraba que Staz me mantuviera con esperanzas de que todo saldría bien.
Aunque mi mente y mi cuerpo digan todo lo contrario...
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No caigas en la trampa
Wilkołaki★COMPLETA★ ★Advertencia: No juzgues a un libro por su portada y sinopsis. Puede la bestia sorprenderte mientras estás distraído... Página 23 del diario desconocido: -Me perteneces -gruñó él al verme directamente a los ojos. Todo mi cuerpo se estre...