Capítulo 13. En brazos de Morfeo

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El cuerpo de Regina era de lo más cálido y su aroma la reconfortaba. Tenía los brazos de la morena rodeándole la cintura y ella se aferraba a su espalda, la cabeza apoyada en su hombro. Ya ni recordaba en qué momento había dejado de llorar. Tal vez habían sido minutos, puede que horas. Lo único que le importaba en ese momento era seguir abrazada a ella. Por primera vez en muchísimo tiempo sentía que encajaba en algún sitio, así que quería permanecer allí un poco más. Quería continuar abrazada a Regina.

Jamás hubiera imaginado que, tras esa apariencia vanidosa y descarada, la morena pudiera esconder una historia semejante. ¿Cuánto tiempo había estado ocultando ese dolor? A juzgar por el ligero temblor que aún sacudía su cuerpo, suponía que demasiado. «Y yo la he hecho revivirlo», cerró los ojos, avergonzada de sí misma, y la apretó con más fuerza.

—Eh, eh... cuidado —gruñó Regina—. No vayas a romperme.

—P-perdón —musitó ella.

—Estoy bien. Sólo te tomaba el pelo —aclaró.

Emma bufó y la morena dejó escapar una risilla. Al contrario que en otras ocasiones, oír aquella risa burlona (y aún sabiendo que en cierto modo era a su costa) no le molestó. Más bien se sintió aliviada al volver a escucharla reír, tanto que no pudo evitar que una sonrisa también se asomara por sus labios. Regina se separó un par de centímetros de ella, privándola de la calidez que la envolvía. Tenía los ojos hinchados y algo enrojecidos, del mismo rosado que teñía la punta de su nariz.

Parecía un ser de lo más vulnerable, como si toda esa aura de divinidad que solía rodearla se hubiera desvanecido. Y, sin embargo, le parecía aún más preciosa de ese modo. Más humana.

—Gracias —le dijo, deslizando la mano hasta dejarla apoyada en su mejilla.

Emma sintió la piel erizarse bajo el roce de sus dedos y su mano se movió sola, buscando la de la morena. Se había aferrado a ella por instinto, como si temiera que aquel contacto desapareciera. Regina amplió la sonrisa e inclinó el cuerpo hacia delante, dándole un casto beso en la frente. Cuando se retiró, la rubia sintió un extraño vacío en el estómago. El corazón había empezado a latirle con fuerza y no lograba despegar la mirada del carmesí de los labios de Regina. «¿Se puede saber en qué estás pensando, Emma Swan?», inspiró hondo y se acercó para besarle la mejilla.

Aquella mujer olía demasiado bien. Era un aroma dulce y afrutado. Un olor que, como si de la manzana del Edén se tratara, invitaba a querer morderla aún a sabiendas de que eso sería su perdición. Cuando sus labios se despegaron de la suavidad de la piel de la morena, tragó saliva. Los ojos de Regina la escrutaron en silencio, curiosos.

—Te lo he devuelto —explicó.

—Ya veo —siseó ella, ladeando la sonrisa.

—Pensé que te reconfortaría —se justificó. Las palabras se le atropellaban al salir y su voz estaba algo temblorosa.

—¿Y vas a devolverme cada beso que te dé? —preguntó, divertida—. Porque si es así... —se acercó de nuevo, besándole tiernamente en la nariz—. Me debes otro.

El cuerpo le ardía y sentía que el aire le pesaba en los pulmones. «Estás perdiendo la cabeza, contrólate», se imploró. Aunque en el fondo sabía que ya era demasiado tarde para pisar el freno. Quería más de ella. Y con ese pensamiento en mente, sus labios encontraron el camino hasta la comisura de los de la morena. Fue un contacto breve, apenas un instante, pero tras sentir la cercanía de su boca y su aliento chocar con el suyo, no pudo hacer más que suspirar.

Regina deslizó la mano hasta llegar a su cuello, extendiendo los dedos y rodeándolo por completo. Cuando se mordió el labio y su mirada bajó a su boca, Emma sintió un escalofrío recorrerle la columna. Las manos hacía rato que le sudaban y todo su cuerpo vibraba al ritmo de los latidos de su corazón. La distancia que las separaba se le antojaba cada vez más pesada. Y sus ojos debieron delatarla, porque la morena decidió cerrarla en un ardiente beso que la tomó por sorpresa. Regina tiró de su cuello hacia ella, devorando sus labios con frenesí.

Hasta saldar la deudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora