Rosé

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Las veces que había ido a la DoreanPoli se podían contar con una sola mano y cada una cuando aún era una niña, su padre siendo el líder había renunciado en obligarla a ir después de sus ocho años, pero esta vez no necesitó de una invitación, la ciudad estaba atiborrada de personas curiosas por saber que pasaría con el caso de la Isla Fylaki.

Un mes atrás habían decretado perdonar a los involucrados, un grupo bastante grande de personas provenientes de dicha isla habían atacado diferentes puntos de las costas del gran continente, entre ellos varias islas dominio de los de su especie, algunas zonas costeras de los BloodLong y lo más controversial, habían atacado Castle Connected, la escuela de entrenamiento, donde cada nación enviaba a los mejores en control de su centro elemental.

Ella estaba ansiosa por asistir ahí en tres semanas, sería su primer año, pero su hermano ya había asistido al curso pasado y había presenciado el ataque, o algo así, el castillo se dividía en cuatro torres, una por cada Nación, los de su especie se ubicaban en una de las dos torres sin acceso desde afuera, debías entrar al panteón del Castillo para dirigirte a ellas, y para llegar al panteón debías pasar por una de las dos torres externas, según le contó su hermano, los intrusos lograron pasar la torre de los Hairalf pero los profesores habían logrado detener al grupo que los superaba en número, y probablemente hubiesen tenido problemas sí el grupo que había atacado a la torre de los Bloodlong no fueran aplastados completamente sólo por unos cuantos de dicha especie.

Su madre se lo dijo una vez, no entras a la cueva del dragón sin invitación y esperar no salir calcinado, habían rumores de que todos habían sido fundidos en fuego negro, aunque de su lado también habían algunas muertes, su especie había tenido siete perdidas, su abuela había lanzado perlas al océano cuando se enteró que nadie de los Park había sido dado de baja, no entendía como los habían dejado en libertad y por eso mismo había insistido en ir a la gran ciudad.

No había podido ver a su hermano desde hace una semana, así que al verlo cerca a la puerta principal de la sala de justicia corrió hacia él.

-¡Minnie!- le dijo una vez alcanzó a abrazarlo por la espalda.

-Rosie!- le respondió al darse la vuelta- Pensé que vendrías mañana

-Le insistí a padre venir antes- su hermano le regaló su típica sonrisa.

-Su debilidad por ti llevará a la familia a la ruina- le dijo acariciando su cabello, que por el momento ambos lo mantenían rubio al igual que sus ojos azules.

-Que han dicho?- le preguntó bajando la voz.

-Nada bueno, al parecer están considerando que se unan al convenio elemental- le susurró llevándola cerca a los jardines que rodeaban el lugar

-Eso es imposible ¿porque ellos? Sí hacen eso las brujas y vampiros querrán ser parte.

-No estuve cuando explicaron porqué, pero tio Han me contó que les hicieron pruebas genéticas y su enlace cromosómico es parecido al nuestro, incluso encontraron parentesco con los Alistengil- Su hermano miro a ambos lados y le susurró- Hay quienes dicen que pueden ser la fusión entre un nacido de Ángel y un brujo.

-Algo así puede ser real?

-No lo se Rosie, pero esa gente es poderosa- Le dijo antes de notar que algunas oficiales se acercaban a las puertas del recinto para dar comienzo a la Asamblea.

Afortunadamente no habían tantas personas y ellos pudieron tomar buenos lugares para escuchar con claridad, luego de algunos minutos el salón circular estaba casi lleno, notó que además de ellos sólo estaban unos pocos jóvenes Hairalf y dos chicas Alistengil, era fácil diferenciarse entre razas, los primeros tenían orejas un poco puntiagudas y en sus cuellos siempre descubiertos portaban collares de oro y plata y los Alistengil mantenían sus cabellos largos, usaban ropa holgada y marcaban sus manos con figuras blancas, había escuchado que era un tipo de protección. No le sorprendió no ver jóvenes Bloodlong, hasta no haber culminado sus estudios no se les permitía estar en reuniones que pusieran aprueba su paciencia y control elemental.

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