Hogwarts

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Eryx se encontraba totalmente solo en uno de los muchos compartimientos del Expreso de Hogwarts. Se quedó pensando en a qué casa podría pertenecer. Sus padres fueron a Hufflepuff, al igual que su hermana mayor, pero él no se sentía muy identificado con esa casa.

Cuando el tren comenzó a avanzar, Eryx esperó poder disfrutar del trayecto en soledad, dedicando tiempo a dibujar sin que nadie lo interrumpiera con preguntas innecesarias.

Sin embargo, su tranquilidad no duró mucho. Una chica de pelo alborotado irrumpió en el compartimiento con rapidez.

—Disculpa, ¿has visto un sapo por aquí? Neville perdió a su sapo, Trevor —preguntó con tono apurado.

Eryx negó con la cabeza.

—No he visto ninguna rana, y tampoco sé quién es Neville —respondió con una sonrisa forzada, mientras su pelo cambiaba de morado a rubio de forma inconsciente.

—¡Wow! Eres un metamorfomago, eso es increíble —comentó la chica con asombro—. Mucho gusto, soy Hermione Granger —agregó, extendiendo su mano con una sonrisa.

Eryx la tomó con cierta timidez.

—Eryx Tonks —dijo, sintiéndose un poco más relajado.

—Iré a seguir buscando a Trevor, pero volveré pronto. Eres agradable —dijo Hermione antes de salir apresurada, cerrando la puerta tras ella.

Eryx suspiró y retomó su dibujo, disfrutando de la momentánea tranquilidad. Pero, como si el universo se negara a darle paz, la puerta se abrió de nuevo. Hermione había regresado.

—Pareces aburrido, vendrás conmigo a buscar a Trevor —anunció, tomándolo del brazo sin darle tiempo a protestar.

Eryx, resignado, agarró su libreta de dibujo antes de que cayera al suelo y la siguió por el pasillo. Recorrieron varios compartimientos, aunque era Hermione quien hacía las preguntas, mientras Eryx observaba a las personas sin mucho interés.

En un momento, sintió la necesidad de ir al baño y se excusó. Al regresar, vio a Hermione entrando a un compartimiento. Justo cuando iba a alcanzarla, se encontró con tres chicos bloqueando el paso. Iba a continuar su camino hasta que reconoció a uno de ellos.

Se acercó y escuchó una risa seguida por la voz del rubio:

—¿Te parece que mi nombre es divertido, no? No necesito preguntarte quién eres. Mi padre me dijo que todos los Weasley son pelirrojos, con pecas y tienen más hijos de los que pueden mantener.

Eryx rodó los ojos y comentó con sarcasmo:

—Rubio, prejuicioso y maleducado. Debes ser un Malfoy —dijo, atrayendo la atención del grupo—. Hola, primito —agregó con una sonrisa mientras su pelo cambiaba al mismo tono rubio platinado de Draco.

La expresión de Draco se endureció.

—Muy pronto descubrirás que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter. No querrás hacerte amigo de los de la clase indebida. Yo puedo ayudarte en eso —ofreció, extendiendo su mano hacia Harry, quien la ignoró.

—Creo que puedo darme cuenta por mí mismo de cuáles son los indebidos, gracias —respondió Harry con frialdad.

Draco no se ruborizó, pero un leve tono rosado apareció en sus mejillas.

—Yo tendría cuidado si fuera tú, Potter. A menos que seas un poco más amable, vas a ir por el mismo camino que tus padres. Ellos tampoco sabían lo que era bueno para ellos. Tú sigue con gentuza como los Weasley, Tonks y ese Hagrid y terminarás como ellos.

Colors - Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora