CAPITULO 9

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-Anoche no cenaste- dijo mi madre cuando baje a desayunar

-No me sentía bien, no es nada, ya paso-

-¿Nada? Para que no cenes... si queres podes faltar al colegio

-En serio mamá, no es nada-

Y la abracé. La abracé muy fuerte

Nosotros no somos de esas familias que se la pasan besándose y abrazandose. Por eso me miro extrañada

-¿Y eso? ¿Te agarró un ataque de cariño? ¿Seguro que queres ir al colegio?

-Si, mamá- le dije con mi mejor expresión de fastidió

Realmente prefería ir al colegio a quedarme en casa. Quería tener la cabeza ocupada en algo, aunque ese algo fuera la profesora de matemáticas

En el colegio estuve insoportable. Tenía miedo de que Mariano se diera cuenta de que estaba preocupado y comenzará con uno de sus interrogatorios, en los que siempre lograba ganarme por cansancio

Necesitaba tranquilidad para pensar algo que me estaba dando vueltas desde la noche. Si a Ezequiel no le importaba lo que a mi me pasara, a mi no me tenía porque importar él

Después de todo yo nunca había tenido un hermano, nunca había contado con el. Había vivido la mitad de mi vida sin el y podía seguir así tranquilamente

No me importaba que tuviera SIDA o lo que fuera. Si fuera por mi,

Ezequiel se podía ir a la mismísima mierda

Los ojos del perro siberianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora